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Por: Jesús A. Núñez | 10 de diciembre de 2012

Desde el pasado día 6- y como un anticipo bienvenido del Día Internacional de los Derechos Humanos que hoy se celebra- África puede contar ya con la Convención de la Unión Africana para la protección y asistencia de personas desplazadas internas como un instrumento de referencia para atender a uno de sus importantes problemas humanitarios y de seguridad. Basta con recordar que, según las cifras que aporta el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), en el continente se localizan no menos de 9,7 millones de personas desplazadas[1], forzadas a abandonar sus lugares de residencia- sea como resultado de una catástrofe natural o de un conflicto violento-. Al no haber podido atravesar una frontera internacional su vulnerabilidad es, en general, mayor que la que afecta a los refugiados porque el manto protector y asistencial (cada vez más precario, en todo caso) del ACNUR apenas les alcanza, quedando al albur de unos gobiernos que no siempre son sensibles a sus necesidades y que, en demasiadas ocasiones, se convierten en los principales violadores de sus derechos.

Con la firma de Suazilandia (el pasado 12 de noviembre) se cumple ya la condición establecida en el texto de la llamada Convención de Kampala- por haber sido acordada en la capital de Uganda, el 23 de octubre de 2009-, que fijaba su entrada en vigor en el momento en que hubiera quince países miembros de la UA que ratificarán el texto.

La Convención de Kampala es una referencia histórica dado que:

  • Es el primer instrumento internacional legalmente obligatorio en materia de protección y asistencia de desplazados internos que engloba a todo un continente;
  • Establece un marco legal integral que contempla varias causas de desplazamiento- incluyendo los conflictos violentos, los desastres naturales y los macroproyectos públicos-, fijando además un conjunto integral de derechos y estándares;
  • Identifica a los Estados como los principales responsables en la tarea de respetar, proteger y satisfacer los derechos de los desplazados internos y encontrar soluciones para ellos; y
  • Demanda una acción nacional y regional para evitar posibles desplazamientos (introduciendo un enfoque preventivo muy apreciable), así como una cooperación no solo entre los Estados firmantes sino también con las organizaciones internacionales y la sociedad civil para asegurar la protección y asistencia de los desplazados.

En todo caso, la Convención no es más que un primer paso, al que deben seguir muchos otros para lograr que sea un mecanismo efectivo en la gestión y solución de los múltiples problemas que sufren actualmente esas personas. Por un lado, basta con recordar que en el mundo westfaliano en el que seguimos viviendo, son muchos los gobiernos que siguen viendo la cuestión de los desplazados como un asunto exclusivamente interno. De ahí se deriva una notable resistencia a admitir sin reservas cualquier iniciativa promovida por la comunidad internacional (o, en este caso, por la UA), dado que todavía son muchos los Estados que la percibirían como una injerencia en sus propios asuntos, aferrados a un concepto de soberanía que choca en buena medida con el que se contempla en el principio de responsabilidad de proteger.

Por otro, cabe recordar que todavía faltan por firmar la Convención países como Argelia, Botswana, Camerún, Egipto, Kenia, Libia, Madagascar, Malawi, Marruecos, Mauritania, Sudán, Sudán del Sur y Suráfrica. Todavía peor, ni la República Democrática del Congo- que alberga no menos de 1,7 millones de desplazados- ni Somalia- con no menos de 1,46- han ratificado todavía el documento; mientras que Sudán- con un volumen estimado en 2,2 millones de desplazados- ni siquiera lo ha firmado. Es evidente que si esos tres países, que acumulan más de 5 millones de desplazados, no cambian de opinión a corto plazo será muy difícil augurar un futuro positivo a un documento que, de cualquier manera, hay que recibir con satisfacción.

http://blogs.elpais.com/extramundi/2012/12/la-convenci%C3%B3n-de-desplazados-arranca-en-%C3%A1frica.html

Sobrevivir a pie de valla

Publicado: julio 17, 2012 en MIGRACIONES
16.07.2012 · Jesús Blasco de Avellaneda · (Melilla)
En Beni Enzar, un poblado marroquí al otro lado de la frontera con Melilla, cientos de subsaharianos mendigan para poder echarse algo a la boca, mientras esperan el momento propicio para entrar en tierras europeas.
Muchos han conseguido acceder al otro lado de la valla, pero dicen que la Guardia Civil les ha devuelto a Marruecos, donde la policía les ha pegado palizas y expulsado a Argelia.

Nada más pasar la frontera que separa Melilla de Marruecos nuestros sentidos son conscientes del brutal cambio existente entre ambos lados de la aduana. Traspasas la barrera física y el polvo se te mete en los ojos, el calor te golpea con más fuerza, todo tiene un aspecto más descuidado y ruinoso, huele a basuras y a cuerno de borrego quemado y, sobre todo, hay numerosas personas mendigando y suplicando una ayuda en cada esquina.

Si seguimos caminando un poco más, tan solo unos 200 metros, vemos como de repente nos alejamos de esa marabunta de taxistas, cambistas, policías, largas filas de coches; gentes que vienen y van con prisas, polvo y humo, y mendigos de frontera. Y entramos en el poblado de Beni Enzar, donde todavía huele peor y hay más desorden, pero todo se vuelve tranquilo y apacible.

Nadie tiene prisa, el tiempo parece haberse detenido por un instante y las gentes, la mayoría mirones y comerciantes, pueden pasar horas y horas dedicados a la simple contemplación, viendo cómo pasa la vida ante sus ojos con el único consuelo de que ha transcurrido un día más y han logrado sobrevivir a él.

Deambulando entre las sucias callejuelas nos encontramos con una especie de mercado informe y desproporcionado, excesivamente grande para una población tan pequeña y humilde. Cientos de tiendas están abiertas al exterior y conviven con otros tantos puestos callejeros de maderas y telas que se despliegan a lo largo de varias calles sin orden alguno, y donde un puesto de pescado puede estar al lado de otro de sandías o cacharros viejos.

A primera vista, nada parece diferenciar Beni Enzar de cualquier otro poblado desvencijado del Magreb más pobre. Pero, si permanecemos un tiempo, lo justo para dejar de ser seres extraños y empezar a mezclarnos con el ambiente, vemos como empieza a aparecer un goteo constante de subsaharianos. Se distinguen bien por su color de piel, sus atléticas y esbeltas figuras y porque suelen ir descalzos y harapientos. Porque, aquí, en este poblado, los mendigos son ellos.

Tienen mucho miedo de que las fuerzas del orden marroquíes los atrapen y entonces van apareciendo de uno en uno mientras otros vigilan desde puntos estratégicos.

Vemos llegar de forma relajada a uno joven, muy joven, se acerca a una tienda de comestibles y le pide un dirham de pan (9 céntimos de euro), es todo lo que lleva en los bolsillos. Luego mendiga en una carnicería y consigue algunas vísceras de res y despojos de pollo, suficiente para darle al organismo alguna proteína esa noche.

Raúl después de haber mendigado toda la mañana

Se llama Raúl, dice tener 19 años, aunque sus gestos, su delgadez y su cara imberbe le confieren un alto grado de niñez. Sus ojos rasgados te miran fijamente, su mirada es profunda y transmite con un pestañear todo el dolor del drama humano del África negra.

Lleva una camiseta que le han dado, unos pantalones muy rotos por la entrepierna que cogió de un contenedor, y calza una zapatilla deportiva distinta en cada pie de diferente color y numeración, lo que hace que la del derecho, que le queda pequeña, se haya roto más aun por el uso, dejando asomar alguno de sus dedos.

A pesar de todo su aspecto es limpio y aseado, parece un chico educado. Hace un par de meses que abandonó su Camerún natal y poco más de dos semanas que llegó a los bosques de Segangan, una población en las faldas del monte Gurugú, donde esperan muchos subsaharianos su oportunidad para dar ‘el salto’ a España.

Nos cuenta que hizo el viaje con dos amigos y que ahora está sólo con uno de ellos. Hace una semana le expulsaron a Argelia, pero volvió tras cuatro días caminando sin descanso. Habla francés e inglés y entiende un poco el español, por lo que dice que podrá ganarse bien la vida en Europa, además, siempre ha sido muy buen estudiante aunque, ahora sólo piensa en sobrevivir.

Hace poco más de dos semanas que llegó a los bosques de Segangan, una población en las faldas del monte Gurugú, donde esperan muchos subsaharianos su oportunidad para dar ‘el salto’ a España.

Atrás dejó a su padre y sus tres hermanos, su madre murió cuando el era muy pequeño. Sus documentos los dejó en casa, traía fotocopia de todo “pero la policía marroquí lo rompió, ahora no tengo nada”. Asegura que cada vez es más difícil mendigar por Marruecos, que las fuerzas del orden están atentas y les suelen coger, les pegan palizas o los expulsan a la frontera de Oujda con Argelia. Su intención es entrar a Melilla este verano “nadando o saltando la valla, me da igual, pero tengo que seguir como sea”.

Vamos caminando mientras charlamos con él por las callejuelas, no es muy amigo de las fotografías, porque “si me conocen pueden traerme problemas cuando intente entrar a Melilla”, y tampoco quiere salir fuera de la protección de las casas, ya que “fuera, en la carretera hay policías. Tengo miedo de lo que puedan hacerme”.

En el transcurso de la entrevista nos encontramos con otro subsahariano (hemos visto al menos otros tres más pero se esconden, tienen miedo de las cámaras y los periodistas) que también está mendigando.

Joseph también es camerunés, aunque sus rasgos faciales son mucho más duros, él dice que es porque Raúl es bamileke y él es bassa, dos de las etnias más importantes del país y que tienen distintas costumbres y dialectos autóctonos. Joseph no tiene miedo, no le importa salir del poblado ni que le hagan fotos. Aunque parece estar muy perdido y desconcertado, muestra un mayor conocimiento de la zona y de los pasos a seguir en cada momento. Abandonó su tierra hace casi seis años y lleva escondido en los bosques del Gurugú y viviendo de la mendicidad en Beni Enzar algo más de cinco. En este tiempo le han expulsado a Argelia en diez ocasiones, he incluso en una redada la gendarmería marroquí le propinó una buena paliza.

Joseph

Dice que no recuerda bien las cosas, que el hambre y la frustración le han hecho perder un poco la noción del tiempo y el espacio, pero que cree que ha intentado acceder a Melilla al menos en cuatro ocasiones. Una de ellas consiguió superar la doble valla metálica de siete metros de altura y pisar suelo español, pero las prácticas ilegales de las Fuerzas de Seguridad impidieron que permaneciera allí: “Estaba en Melilla, entré a Melilla, pero los guardias me cogieron y me volvieron a echar a Marruecos por una puerta pequeña a través del vallado”.

-¿Lo volverías a intentar?

-Claro, ahora llega el buen tiempo y espero poder volver a entrar a Melilla y que me dejen dentro, luego que sea lo que Dios quiera.

Las cicatrices de profundos cortes en las palmas de sus manos, en sus muñecas y en el abdomen, son la muestra de que escaló la verja y se encontró con la alambrada tipo ‘palestina’ que coronaba antes la primera valla, o con la sirga tridimensional que se encuentra entre la primera y la segunda pared, a modo de obstáculo impertinente. Las enseña con estoicismo y asegura que le sirven para recordar que atravesar la frontera es posible, aunque te marque para siempre.

Joshep muestra las heridas que se hizo al atravesar la valla de Melilla

“Estaba en Melilla, entré a Melilla, pero los guardias me cogieron y me volvieron a echar a Marruecos por una puerta pequeña a través del vallado”

No pierde la esperanza de encontrar un mundo mejor, pero tampoco le queda otra, porque así no puede volver a casa. Tiene 43 años y en Camerún dejó una esposa y cinco retoños con la promesa de darles una vida mejor, más próspera y un futuro más digno para sus hijos, pero ha fracasado.

“No puedo volver. En el pueblo no me aceptarían. Me fui para darles lo mejor y les he quitado todo, no tengo nada. No puedo volver. No quiero ver morir a mis hijos”.

En ese instante pasa un policía en moto y Raúl se pone nervioso, no quiere que tengamos problemas y si perdiera lo poco que ha mendigado podría suponer dejar morir de hambre a su amigo que vino con él desde Camerún y que afirma que está débil.

Ahora les quedan cinco kilómetros a pie, con esas zapatillas destrozadas que les van limando los dedos como si de una tortura china se tratase, hasta llegar a la primera zona del monte donde se refugian estos hombres y mujeres que pretenden dar ‘el salto’ a una ‘mejor vida’.

Los magullados pies de Joshep

“Nosotros estamos en la zona de Segangan, pero hay más zonas. Hay gente de muchos países en distintas partes. Yo creo que hay más, muchos más de mil”

No se sienten desgraciados, sonríen a la mínima y agradecen cualquier gesto que no sea hostil. Creen que todos sufrimos en nuestras vidas y que la suya es así porque Dios lo ha provisto de esa forma y si Él quiere “pasaremos a Europa en busca de un trabajo y un futuro”.

-¿Y si eso no ocurriera?

-No vamos a dejar de intentarlo. Morir vamos a morir todos, pero mientras no nos queda otra que vivir. No entra en nuestra cabeza dejar de luchar.

Todavía les quedan cinco kilómetros a pie durante los que tendrán que esconderse de la Policía.

 

http://periodismohumano.com/migracion/sobrevivir-a-pie-de-valla.html

Pablo Adrián Sainz. Asesor de Red Jurídica Abogados  e integrante de la Red Ferrocarril Clandestino

1.- La mejor defensa, un buen ataque: no parece casual el empeño del Gobierno de España por centrar el debate de las modificaciones al Sistema Público de Salud en la pérdida de derechos de las personas migrantes irregulares.

Frases como las vertidas por la ministra de Salud, Ana Mato diciendo “la tarjeta sanitaria es para los españoles” o del consejero de Sanidad de Castilla la Mancha, José Ignacio Echániz “no hay que olvidar que la sanidad gratuita ha sido fundamental para fomentar el efecto llamada. Mucha gente ha cogido una patera porque sabía que en España tenía la asistencia sanitaria garantizada“, o el propio portavoz de los populares en el Congreso, Alfonso Alonso con su “el sistema sanitaria no puede ser un coladero de inmigrantes”, ponen el foco sobre ese sector minoritario y desprotegido, pero fundamentalmente con escaso respaldo social. Las intervenciones de los partidos mayoritarios de la oposición parecen colaborar con la estrategia… ¿se habrán puesto de acuerdo para defender los mismos intereses?

Está claro, el Gobierno quiere que las miradas se desvíe hacia la población migrante y el éxito que ya está teniendo esa estrategia tiene dos fundamentos: A) desviar la atención sobre el real cambio y ataque a todo el sistema de salud. B) encontrar mayor respaldo en una idea muy instalada socialmente de que la población migrante es quien hace uso y abuso de los beneficios públicos como salud, educación, coberturas sociales, etc. Y en un clima de crisis como la imperante, para muchos sectores precarizados lo de “los españoles primero”, tiene un fuerte calado. Atacando la población migrante, el Gobierno ha encontrado la mejor defensa a su proyecto.

Pero veamos los números reales de la población migrante para ver la relevancia que la medida tiene en este sector: a fecha 1 de enero de 2012  había en España un total de 408.142 extranjeros no regularizados, pero de esa cifra 306.477 serían ciudadanos de la UE que no se han inscrito en el Registro, a los que habría que añadir otros 13.481 de ciudadanos de países miembros de la Asociación Europea de Libre Comercio. Esto significa que solo habría según estas cifras 88.184 ciudadanos potencialmente incursos en la infracción del art. 53.1.a) LOEX, es decir sin papeles.

 Esto significa que el 79 por ciento de esas personas indocumentadas tienen un derecho inalienable de registrarse como ciudadanas comunitarias mediante una simple tramitación administrativa, y por ende dejarán de ser “sin papeles”. Apenas un 10 por ciento quedarían totalmente excluidas, una cifra que aunque siempre importante porque hablamos de personas, no parece justificar que el debate se centre en este punto. Parece que por primera vez más que usar la migración como chivo expiatorio, el Gobierno quiere vendernos “gato por liebre”.

2.- La tarjeta a los españoles…¿Y la salud?: en la misma línea de análisis, la exaltación de un supuesto patriotismo desvía la atención de los reales alcances de las modificaciones al sistema de salud, a la mera disposición de la tarjeta sanitaria por una cuestión de nacionalidad y/o “papeles”; cuando en realidad muchas personas españolas o migrantes “con papeles”, igual no podrán disponer del derecho a una cobertura de salud según sean sus circunstancias laborales y/o particulares.

El Art. 3 del Real Decreto 16/2012, tras desarrollar los supuestos para ser consideradas personas “aseguradas” establece que “en aquellos casos en que no se cumpla ninguno de los supuestos anteriormente establecidos, las personas de nacionalidad española o de algún Estado miembro de la Unión Europea, del Espacio Económico Europeo o de Suiza que residan en España y los extranjeros titulares de una autorización para residir en territorio español, podrán ostentar la condición de asegurado siempre que acrediten que no superan el límite de ingresos determinado reglamentariamente”. Es decir, habrá personas que pese a su “regularidad administrativa” e incluso su nacionalidad española, también quedarán excluidas del sistema sanitario público.

Y esto con un agravante. El Estado español no suele destacarse por su velocidad y mucho menos por el cumplimiento de plazos en cuanto a la elaboración de reglamentos se refiere. Entonces ¿qué pasará con esa limitación de ingresos?, ¿cómo se fijará las base de ingresos temporalmente y hasta tanto salga un reglamento?, ¿quedará en manos de la persona instructora de la solicitud?. Parece que las circulares internas cobrarán, como en casi toda la administración pública, más fuerza que la propia ley.

Asimismo atendiendo a que un 50 por ciento de la juventud española está en paro y nunca ha podido cotizar, y por ende excluida en gran parte de la posibilidad de ser considerada como “asegurada”, resulta un verdadero despropósito que el Real Decreto establezca que podrán reconocerse como “beneficiarios de un asegurado”, solo “el cónyuge o persona con análoga relación de afectividad, el ex cónyuge a cargo del asegurado, así como los descendientes a cargo del mismo que sean menores de 26 años o que tengan una discapacidad en grado igual o superior  al 65%. Es decir, se dejará sin ningún tipo de cobertura que no sea le mera urgencia a toda persona mayor de 26 años que no sea reconocida como asegurada.

Es más, la reforma resulta tan lesiva, que en la disposición final quinta se oculta otra “perla” de enorme gravedad: “se somete el derecho a Residencia de las personas comunitarias y sus familias,  si no están trabajando, estudiando o no demuestran recursos suficientes “para no convertirse en una carga para la asistencia social en España durante su período de residencia”. Es decir que las personas comunitarias, hasta ahora con una amplitud de derechos similar a la de la ciudadanía española, perdería no solo el derecho a la asistencia sanitaria, sino lo que es más grave aún, el propio derecho a residir en el Estado español.

Incluso, en el punto 4 del mismo artículo se reconoce “únicamente” el derecho de familiares como el del cónyuge o persona con relación análoga, e hijos, pero no el de las personas ascendientes. ¿Serán excluidas también?.

3.- El remedio y la enfermedad: otros de los hilos en los que el gobierno ha centrado su defensa es en que “ninguna persona se le dejará sin el derecho a recibir atención médica”, ya que podrán asistir a los servicios médicos de urgencia. Y aquí otra vez el doble rasero: por un lado servicios colapsados que obligarán a quien pueda a buscar una cobertura privada (¿el objetivo final de esta reforma?), y por otro tras este discurso (como ya vimos falso) de todas las personas migrantes a urgencias, otra vez recaerán las culpas de las deficiencias del sistema contra este colectivo.

Pero debemos ir más allá, el disponer solo de la cobertura de urgencias significa tener que pagar la medicación en forma íntegra, y el alto coste de los medicamentos con la precariedad extendida hará que muchas personas no puedan seguir sus tratamientos o cuidados necesarios para su curación. Esto significa en esencia tres cosas:

1 – Las personas infectadas de enfermedades de gravedad, caso HIV, tuberculosis y otras similares, estarán condenadas a una agudización de su estado de salud que cuando sea atendida, quizá pueda ser tardío para su propia vida.

2- El no poder tratar la enfermedad en muchos de los casos terminará en la necesidad de una hospitalización, y a nadie escapa de su conocimientos, que resulta mucho más económico atacar la enfermedad desde su raíz que los tratamientos posteriores y el propio internamiento.

3- En caso de enfermedades infecto contagiosas no tratadas, los riesgos de contagio al resto de la ciudadanía son potencialmente mucho mayores, y por ende el tan achacado “gasto médico”, puede llegar a cotas mucho mayores que las que se dice, se intentan reducir.

4.- Enfermedad de unas, enfermedad de todas: quitar el derecho a la salud a un sector importante de la población, nos afecta a todas las personas que vivimos en esta sociedad. Afortunadamente no somos compartimentos estancos, interactuamos, viajamos en transporte público, compartimos espacios en una sociedad que aunque aún presa del impulso individualista de las sociedades de consumo, en el contexto actual cada vez necesitará más de relacionarse, de formar grupos de solidaridad, y en ese interactuar los riesgos de contagio al haber potencialmente más agentes transmisores, será mucho mayor.

5.- Un principio sin fin: la pérdida de estos derechos han comenzado por algunos sectores, pero nadie puede asegurarnos hasta donde llegarán. Afectan de una forma u otra, directa o indirectamente, y la historia de siempre –y también la más reciente, por ejemplo con la reforma laboral- demuestra que esto puede ser solo un comienzo, y no reaccionar ahora tal vez convierta en tardío los esfuerzos de frenar esta locura cuando intenten ampliarla en apenas unos meses.

 

http://tomalapalabra.periodismohumano.com/2012/04/27/cinco-claves-de-la-reforma-sanitaria-de-espana/#more-1309

 

 

"Comer, dormir, pensar": 15 días en el CIE de Málaga

Por: Málaga Acoge el 14/03/12

Tiempo estimado de lectura : 6 minutos

Mamadou y Jimmi son dos de las últimas personas que han pasado por el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Málaga. La comunidad senegalesa de Torre del Mar, donde vivían, denuncia sentirse perseguida: En el último lustro, una docena de compatriotas residentes allí han sido deportados.

 La foto es de Málaga Acoge

Mamadou es alto y atlético. Senegalés, tiene 25 años. Y le gusta, y mucho, el baloncesto. Hasta hace unos días entrenaba a diario porque quería ser profesional. “Ése era su sueño”, cuenta su amigo Ahmeth, también de Senegal. Se machacaba sobre la pista día tras día, pero también sabía que no podía olvidar otras formas de ganarse la vida. Por si acaso. Por eso, se preocupó de aprender el castellano en diversos cursos de español y de formarse en aspecto como la alfabetización informática o la prevención de riesgos laborales; e incluso obtuvo un certificado de cuidador. Formación que le sirvió para que le llegara una oferta de trabajo con la que podía terminar de arreglar su situación administrativa. Entonces, la vida le dio un duro golpe. La persona que iba a cuidar falleció, y el contrato se esfumó. De una tacada, desaparecieron sus opciones de regularización y su sueño baloncestístico: Sin documentación en regla no podía pisar la pista en partidos oficiales.

Mamadou llegó con un visado a España en 2009, y comenzó a vivir con parte de su familia, establecida ya en Torre del Mar. Su documento caducó pero él quiso quedarse, así que se dedicó a jugar al baloncesto y mejorar su currículum para encontrar empleo. “Se presentó, aquí, nos contó sus ganas de mejorar y empezó un Itinerario Personalizado de Inserción”, cuenta Patricia Herrera, técnica del departamento de Laboral de Málaga Acoge, que destaca el buen trabajo del senegalés. “Se apuntaba a todo, siempre quería mejorar”, afirma. Pero un día, la Policía le pidió la documentación y le retiró el pasaporte. Mamadou quedó así indocumentado y, hace un mes, el cuerpo de seguridad se cruzó de nuevo en su camino. “Iba por la calle, lo pararon y se lo llevaron a Capuchinos”, cuenta Ahmet. Capuchinos no es otro sitio que el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Málaga, donde permaneció 15 días hasta que lo deportaron a Senegal la semana pasada.

“Somos gente pacífica”

Ahmet sabe bien lo que es Capuchinos, porque una docena de sus amigos han pasado ya por allí. “Es algo que ocurre con mucha frecuencia. En los cinco años que llevo aquí se han llevado a muchos de mis amigos al CIE”, cuenta Ahmet. Algo que enfada, y mucho, a Abdou Thioune, guía de la comunidad senegalesa de Torre del Mar, formada por un centenar de personas. “Somos gente pacífica, venimos a ganarnos la vida. Todos lo hacemos de forma honrada y la mayor parte del dinero se queda aquí. Pero, aun así, estamos muy perseguidos”, dice muy serio Abdou, que lleva doce años en España.

Él tiene una larga experiencia en España, donde lleva más de una década. Ha vivido en Vigo, Tenerife, Fuerteventura y, desde hace cuatro años, en Torre del Mar, donde ejerce de gran hermano de la comunidad de Senegal. “Esta es la única ciudad a la que nuestros amigos nunca quieren venir: Siempre les hacen bajar del autobús al llegar a la estación y les piden los papeles. Sólo por su raza, por ser diferentes. Ellos han oído ya demasiadas historias y no quieren venir”, afirma Abdou. “La gente debe saber lo que nos pasa. Necesitamos que la situación se normalice, que no nos persigan como hasta ahora”, añade el senegalés.

Un error

“También tenemos miedo a salir de noche porque siempre nos para la Policía”, relata Ahmet. Quizás fue ese el error que cometió su compatriota Jimmi, también de 25 años. Viajaba en un coche desde Nerja hasta Torre del Mar cuando la Guardia Civil detuvo el vehículo. Iba con otras personas, pero el único que no llevaba documentación encima era él. Le citaron al día siguiente en Comisaría, de donde nunca salió. Días después, llegó al CIE de Málaga, donde lleva algo más de cinco semanas encerrado. “Lo está pasando muy mal. Y tenemos mucho miedo de lo que pueda pasar”, cuenta Nicole, de 22 años, nacida en Chile y que viajó a España con 16 años para estudiar. Es la pareja de Jimmi desde hace cuatro años y lo conoce bien: “El tema emocional le está desgastando mucho ahí dentro”, asegura.

Sólo hace falta mirar a los ojos a Jimmi para entender las palabras de su novia. Oscuros, cargados, cansados. No derrotados, pero casi. Charlar un rato con este senegalés en la pequeña habitación para las visitas en el CIE (presidida por una gran cámara de vigilancia) sirve para comprender su agonía dentro del centro. Asustado por convivir con gente que no conoce, por haber visto cosas “que es mejor no contar” o por sufrir el estado de un centro en muy malas condiciones, dice estar “muy cansado, sin ganas de mucho”. Andalucía Acoge y Málaga Acoge han denunciado en reiteradas ocasiones las deficiencias de este centro de internamiento, la última vez en el informe CIEs, derechos vulnerados, realizado por la red Migreurop en colaboración con ambas entidades, Médicos del Mundo, Apdha e Ingeniería Sin Fronteras que presentaron hace unos meses.

Tensión y miedo

Jimmi resume con tres palabras su rutina diaria allí: “Comer, dormir, pensar”. “Eso es lo peor, le das vueltas a todo, no tienes contacto con tu gente. Es todo demasiado difícil”, afirma en un perfecto español. Comparte celda con otras seis personas inmigrantes. Y duerme aterrado de que durante la madrugada suene su nombre. “Si te llaman por la noche es para sacarte de aquí directamente a tu país”, afirma. En Senegal le esperaría su familia, pero él no quiere separarse de Nicole. “Eso significaría que se acaba todo. Y no quiero”, “subraya. En el CIE encuentra apoyo en algún compañero y, sobre todo, en la trabajadora social, que le da ánimos para seguir adelante “y no pensar en tonterías”.

Jimmi llegó a Canarias en un cayuco en 2006. De allí, le trajeron a la península en avión y pasó un tiempo en Granada. Poco después, se trasladó a Torre del Mar, donde había conocido a Nicole y a varios compatriotas en algún viaje ocasional. En 2008 surgió el amor. Y desde entonces la chilena y el senegalés han compartido piso con más gente; aunque desde el último año están solos los dos. En ese tiempo jugó, y mucho, al fútbol, su deporte favorito. Y se ganó la vida “en la obra, la venta ambulante, los mercadillos… Un poco de todo”, cuenta Nicole. También se formó. “Aquí participó en un curso de alfabetización digital, hicimos su curriculum, venía a clases de español…”, añade Patricia. Ambas avalan los esfuerzos de Jimmi para conseguir regularizar la situación, que parecía estar más cerca cuando obtuvo una oferta de trabajo que le permitiría tener sus documentos en regla, pero su petición se rechazó porque el empresario no estaba al corriente con la Seguridad Social.

Poco después, a Jimmi también le golpeó la suerte cuando menos se lo esperaba. En 2009, cuando fue a Madrid a recoger su pasaporte tras una larga espera entre trámites y documentos la Policía lo paró en la estación de autobuses: Pasó dos días en el calabozo y salió con una orden de expulsión bajo el brazo. La recurrió y el resultado fue desfavorable, pero apeló la sentencia y aún no hay nada firme. Algo que hace aún más paradójica su estancia en el CIE, porque si su orden se queda en una multa, habrá pasado un purgatorio para nada. “Yo espero que pronto salga de ahí”, dice Nicole, que está trabajando a la vez que estudia las pruebas de acceso al ciclo de grado superior que se realizarán en junio. Un mes perfecto para que Jimmi pueda seguir jugando al baloncesto y disfrutando de su sueño con la que es, ya, su familia en Torre del Mar.

http://www.canalsolidario.org/noticia/comer-dormir-pensar-15-dias-en-el-cie-de-malaga/28873

Los Ulises

Publicado: enero 13, 2012 en MIGRACIONES, Peliculas

Recientemente se estrenaba en Madrid, enla Filmoteca Española, la película documental “Los Ulises”, dirigida por Alberto García Ortiz y Agatha Maciaszek.

Cuenta la historia de un grupo de 57 personas, migrantes procedentes de la India, que sobreviven en un campamento clandestino situado en el boscoso monte de El Renegado, en la ciudad autónoma de Ceuta, en el norte de África, a 14 kilómetros de la Península Ibérica.

Es la historia de un viaje que comenzó 5 años antes, en empobrecidos pueblos de la región india de Punjab, y del sueño por alcanzar el territorio europeo para mejorar sus condiciones de vida.

Un viaje en el que pasaron de mano en mano entre las mafias que trafican con las personas que deciden emigrar. Dos años recorriendo el norte de África hasta llegar a Ceuta y un duro camino en el que algunos murieron, otros fueron arrestados, torturados, deportados…

En Ceuta recalaron en el Centro de Estancia Temporal para Inmigrantes (CETI), un lugar donde se les proporcionaba acogida y se cubrían sus necesidades básicas, pero del que decidieron escapar ante la situación de bloqueo en la que se encontraban tras casi dos años de estancia y ante el temor fundado a una deportación. Es entonces cuando comienzan a construir un campamento en el monte, con casuchas levantadas con los materiales del bosque, resistiendo la lluvia y el frío, organizándose para realizar las tareas cotidianas.

La película se acerca a cinco de los protagonistas de este viaje: Babu, Mili, Rocky, Happy y Hurí, cinco personas muy diferentes unidas por las circunstancias y por la necesidad de sobrevivir.

Los realizadores de la película les acompañaron durante casi dos años mientras la esperanza, la ansiedad y la angustia se sucedían en su interior a la espera de alcanzar el soñado territorio europeo.

La película se centra en su evolución durante este tiempo, en sus relaciones y sus actitudes, en sus sentimientos de nostalgia e incertidumbre, en los conflictos que aparecen y han de enfrentarse en el grupo, o en una realidad geopolítica sobre la que no tienen ninguna capacidad de maniobra y que, sin embargo, condiciona tozudamente su futuro y sus vidas.

La estructura de la película es lineal; son dos años en los que estos jóvenes van transformándose con sus vivencias; un orden cronológico, que según los propios autores de la película, tiene una función muy importante, pues “el paso del tiempo juega un papel central en la creación de la atmósfera de espera y en la generación del suspense”.

Sus creadores se centran en la vida de sus protagonistas, no se recurre a una voz en off omnisciente o a la opinión de expertos. “Nuestro compromiso es con la experiencia subjetiva de los personajes, dejándoles hablar y actuar por ellos mismos, en su propio idioma y en sus quehaceres cotidianos”.

Como recurso narrativo, se incluyen los video-mensajes que los protagonistas preparan para sus familias en la India, y las respuestas que en idéntico formato les envían tras años sin verse desde el país asiático. En 2009, el equipo de la película viajó a la India y recorrió la región del Punjab, con la colaboración de la productora india Teamwork, para encontrarse con las familias de los migrantes atrapados en Ceuta. Los episodios filmados en India añaden una visión a la realidad social, la situación económica y el contexto cultural de los hogares de los protagonistas de este largo viaje.

Hasta el momento “Los Ulises” se ha estrenado en el Festival de Málaga, Festival de Cine y Derechos Humanos VIVISECT de Serbia, On the Roads Migrant Film Festival de Eslovenia y en el Festival de Cine y Derechos Humanos El Séptimo Ojo es Tuyo de Bolivia.

“Los Ulises” no termina al final de la película. Una veintena de los 57 migrantes indios que habitaban el campamento y que protagonizan esta historia continúan atrapados en Ceuta, su situación sigue aún sin solucionarse y el tiempo sigue pasando…

Mira el trailer de la película: http://vimeo.com/21645202

Visita la web de le película: http://www.losulises.com/

FICHA TÉCNICA

  Dirección: Alberto García Ortiz y Agatha Maciaszek.

Producción: Alberto García Ortiz, Agatha Maciaszek y Carlos Esbert.

 Nacionalidad: España.

 Año: 2011.

 Duración: 83 min.

refugiados en el cine, blog de ACCEM dedicado al cine

http://refugiadosenelcine.wordpress.com/2011/07/22/los-ulises-cuando-el-tiempo-se-detiene-en-ceuta/#more-568

Por: Redacciónel 08/11/11 12:08

Tiempo estimado de lectura : 5 minutos

¿Qué partidos se comprometen a cerrar los CIEs?, ¿qué formaciones prometen acabar con las redadas?, ¿qué proponen las diferentes formaciones para garantizar los derechos de las personas inmigrantes? Recogemos las políticas en materia de inmigración de los partidos con representación parlamentaria.

>> PSOE: Su programa propone integrar la inmigración como eje transversal en todas las políticas de protección de colectivos susceptibles de vulnerabilidad, discriminación o desigualdad y fomentar una educación antirracista que promueva comportamientos tolerantes y sensibles a la diversidad cultural. Otras de sus propuestas son lograr la homologación de títulos y el reconocimiento de habilidades laborales adquiridas en los países de origen o en terceros países y mejorar la educación sanitaria entre las mujeres de origen inmigrante en cuestiones relacionadas con la planificación familiar.
También se promete el desarrollo de un urbanismo inclusivo que ayude a prevenir la segregación y la formación de guetos o bolsas de exclusión y la generación de espacios de convivencia y de acceso a bienes culturales que promuevan la interculturalidad. El programa del PSOE incluye el impulso de una “gestión internacional que permita adecuar mejor los movimientos migratorios a las distintas realidades de cada momento, incluyendo el retorno voluntario o la inmigración a nuevos destinos“.

>> PP: En su programa electoral proponen la regulación de las condiciones de acceso a la nacionalidad, la vinculación de la inmigración a las necesidades de empleo del país, una apuesta por la inmigración cualificada, el control de fronteras y la integración a través de la educación. La medida más polémica es el “examen de españolidad”, que significará el endurecimiento de las condiciones de acceso a la nacionalidad. El partido conservador también apuesta por “dar una solemnidad adecuada al acto de adquisición de la nacionalidad española” y por “regular por ley la nacionalidad por carta de naturaleza a los ciudadanos de los países iberoamericanos que cumplan dos años de servicio en las fuerzas armadas”. En su programa encontramos también una apuesta explícita por un modelo de inmigración circular: “de forma que los extranjeros que vengan a nuestro país cuando hay empleo y vuelvan a su país cuando no lo hay, puedan acumular sus periodos de trabajo temporal”.

>> IU-Los Verdes: Es el único partido que en su programa electoral se compromete a ratificar los tratados internacionales de derechos humanos y de lucha contra el racismo y la xenofobia a los que está vinculado el Estado español (como han pedido organizaciones como Amnistía Internacional), y a rechazar las medidas o instrumentos que tiendan a impedir el derecho a emigrar consagrado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, como la externalización del control de fronteras y el establecimiento de acuerdos de devolución con países donde no se respetan los derechos humanos, liderando un cambio de políticas en la UE. También es el único programa en el que encontramos un mensaje explícito y claro contra las redadas racistas.
Otras medidas concretas que propone la coalición son abrir de inmediato el proceso de elaboración de una verdadera Ley de Derechos y Libertades de los Extranjeros en España que derogue la actualmente en vigor, la eliminación la sanción de expulsión por la simple estancia irregular, agilizar los mecanismos de arraigo para facilitar el acceso a la documentación, revocar las órdenes de expulsión no ejecutables y el cierre de los Centros de Internamiento para Extranjeros. IU-Los Verdes también se hacen eco de otras reivindicaciones y se comprometen a llevar a cabo las modificaciones necesarias para reconocer el derecho de sufragio a los nacionales de países no comunitarios con permanencia legal de al menos dos años o que dispongan ya de permiso de residencia
de larga duración, descartando la aplicación del principio
de reciprocidad, y a agilizar los procesos administrativos de extranjería, empadronamiento y de homologación de títulos.

>> ERC: Se compromete en su programa a encontrar mecanismos adecuados que permitan, a las personas que están trabajando de manera irregular, obtener una autorización administrativa para trabajar y a ampliar los supuestos para poder obtener un permiso temporal de residencia y para buscar trabajo. Otras de sus propuestas son avanzar en el derecho de participación política de las personas inmigradas en las elecciones locales sin limitaciones del derecho en función de los países de origen y promover cambios en la Ley de extranjería de forma que para conseguir la nacionalidad sólo hagan falta 5 años de empadronamiento y no los 10 años que se piden ahora.

>> CIU: En su programa señalan que reforzarán la lucha contra la inmigración irregular y velarán para que el Estado “cumpla con las obligaciones establecidas en las políticas de retorno”. También proponen que para la obtención de la residencia permanente sea requisito la obtención del arraigo, explican que pedirán el establecimiento de un periodo de dos años “para garantizar el proceso de integración” y estudiarán en qué casos particulares se puede establecer la posibilidad de reinstaurar el control de las fronteras.

>> EAJ-PNV: En su programa reclaman competencia propia en materia de inmigración y hacen hincapié en la necesidad de una nueva política de tutela de menores no acompañados que, “respetando todos sus derechos, equilibre los cupos de menores acogidos por unas y otras comunidades autónomas”.

>> UpyD: En su programa proponen transferir a la UE la gestión de las políticas de ciudadanía e inmigración mediante un Servicio Europeo de Inmigración que implemente las políticas de integración y visados comunes, reforzar los medios humanos y materiales destinados a la lucha contra las organizaciones de trata de seres humanos, y endurecer las penas por dichos delitos y mejorar la integración social de los inmigrantes y sus familias con la creación de un Servicio Nacional de Integración de los Inmigrantes que gestione, en cooperación con las administraciones autonómicas y locales, la oficina de atención al inmigrante, la realización de cursos de cultura y lengua española gratuitos, la formación complementaria para los menores en el sistema escolar o la reagrupación familiar. Otra de sus propuestas es revisar la Ley de Extranjería para mejorar el trato a los inmigrantes extracomunitarios en materia de permisos de residencia y trabajo, estableciendo la igualdad de derechos de los extranjeros con los españoles, condicionada a la reciprocidad en los respectivos países, el reconocimiento del derecho a la residencia a los cónyuges e hijos de los extranjeros fallecidos en accidentes de trabajo y acabar con el carácter penitenciario ilegal de los Centros de Internamiento, promoviendo el acceso a los Centros de asociaciones especializadas en atención a los inmigrantes, cumpliendo los límites relativos al número de internados en dichos centros, y regulando el acceso a las familias y la comunicación de los internados con el exterior.

 

http://www.canalsolidario.org/noticia/elecciones-generales-que-prometen-los-partidos-politicos-en-materia-de-inmigracion/27796

Ocurre en España y a nadie le importa

Publicado: noviembre 7, 2011 en MIGRACIONES

Por: Gonzalo Fanjul

Inmigración
Fuente: UNHCR/A. Rodríguez.

– Una mujer nigeriana, víctima de trata y posible menor, es recluida ignorando las obligaciones internacionales asumidas por España. Una embarazada de dos meses pierde a su hijo tras sufrir una hemorragia y negársele la atención médica urgente. Un trabajador dominicano recibe una paliza y amenazas por parte de la policía que le custodia. Otro ciudadano venezolano es encerrado en un calabozo de castigo sin ventilación ni agua tras contraer la varicela. Una pareja sudanesa es separada temporalmente de su hijo de 18 meses y la familia es después expulsada a Nigeria de manera arbitraria tras permanecer semanas encerrados sin derecho de asilo y refugio.

– Los abusos, las arbitrariedades y las violaciones de los derechos humanos se repiten de manera recurrente en los nueve Centros de Internamiento de Extranjeros que operan en nuestro país. Es una situación que ha sido denunciada desde hace años por las más de 300 organizaciones sociales, religiosas, jurídicas y humanitarias que suscriben el manifiesto Que el derecho no se detenga a la puerta de los CIE. (Pueden ver otros detalles en alguna de nuestras anteriores entradas sobre el tema, aquí y aquí)

– A pesar de ello, la iniciativa España: Pongan fin a nuestros Guantánamos, puesta en marcha la pasada semana por la red de activismo online Avaaz, está despertando un interés más bien modesto. De los pocos que se asoman a la petición, solo una minoría llega a firmarla o a difundirla. Y les aseguro que en otros temas, como el de la corrupción, Avaaz ha logrado movilizar a más de 100.000 personas en pocos días.

– La apatía de la sociedad española con respecto a este asunto tiene un reflejo fiel en el desinterés absoluto de los partidos con opciones de gobierno. En el caso del PSOE, es difícil que el travestismo ideológico de su candidato llegue al punto de rechazar ahora una situación que él mismo creó siendo Ministro del Interior. El PP, por su parte, ha ignorado este tema en su programa tanto como lo ignoró durante los años de oposición. Cuatro partidos (EquoIzquierda UnidaMundo+Justo yUPyD) han declarado explícitamente su oposición a los CIE en los programas electorales.

– Y, visto el panorama, nadie se sorprenderá si les digo que los medios de comunicación han hecho muy poco por colocar la reforma de los CIE en la agenda de partidos y votantes. Las referencias puntuales a algunos de los casos más graves rara vez han dado paso a una investigación periodística en profundidad de este agujero negro de la legalidad española. Con una excepción notable: Periodismo Humano ha hecho unesfuerzo permanente por mostrar la realidad de los Centros de Internamiento y la dignidad de los inmigrantes atrapados en ellos.

– Un puñado de organizaciones sociales, una plataforma de activismo online, cuatro partidos políticos minoritarios y una red de periodistas voluntarios: son algunos de los héroes de esta batalla incómoda. Ellos parecen ser los únicos que entienden hasta qué punto estos asuntos establecen la catadura moral de nuestras sociedades, precisamente en el momento en el que las circunstancias electorales y económicas conspiran con más fuerza contra los inmigrantes.

 

Si quieren demostrar de qué lado están, pueden apoyar aquí la campaña de Avaaz.

http://blogs.elpais.com/3500-millones/2011/11/ocurre-en-espana-y-a-nadie-le-importa.html#more

 

Amador

Publicado: octubre 31, 2011 en MIGRACIONES, Peliculas

Por: Isabel Vergara/ Fundació Pere Tarrés el 19/10/11

Tiempo estimado de lectura : 4 minutos

Un informe de la Fundación Pere Tarrés y UNICEF España refleja las dificultades de los niños de origen extranjero para acceder a sus derechos. Se alerta de situaciones extremas en las que los niños no pueden cubrir necesidades básicas, acceder a ayudas públicas, atención primaria y educación.

Los niños y niñas de familias inmigrantes que viven en España tienen dificultades para acceder a derechos fundamentales como la alimentación, la educación o la salud, según el informe Abriendo ventanas: infancia, adolescencia y familias inmigradas en situaciones de riesgo social, presentado hoy por UNICEF y la Fundación Pere Tarrés.

Para la redacción del documento se han entrevistado a 106 profesionales implicados en el trabajo con el colectivo de hijos de inmigrantes, y a ocho menores de nacionalidad extranjera.

Los expertos alertan de algunas situaciones extremas en niños de origen extranjero que tienen dificultades para cubrir las necesidades alimentarias, que van a la escuela sin desayuno o sin ducharse porque no tienen agua en casa, o que no pueden pagar las medicinas.

En el año 2009, había en España 971.479 menores con nacionalidad extranjera, es decir, el 12% de la población menor de 18 años, concentrándose principalmente en Cataluña (21%), Madrid (18%), Comunidad Valenciana (14%) y Andalucía (12%).

La mayoría de la población de 0 a 17 años nacida en el extranjero procede de países europeos (35%) y americanos (48%), seguidos por los africanos (14%) y los asiáticos (6%). En primer lugar se encuentra Rumanía, con un 12% de la población, seguido de Ecuador (12%), Marruecos (11%) y Colombia (7%). El primer país asiático es China (4%).

El informe ha sido elaborado por las investigadoras Violeta Quiroga y Ariadna Alonso, de la Fundación Pere Tarrés, y analiza los factores que pueden conducir estos niños a una situación de riesgo social. Este trabajo de investigación pone de manifiesto dificultades a la hora de empadronar a los niños debido a requerimientos de los ayuntamientos, a circunstancias familiares (alta movilidad de las familias) o a la imposibilidad de algunos menores acogidos en centros de protección de empadronarse por no disponer del documento de identificación con una fotografía.

Esta situación repercute en el acceso de los niños a servicios básicos como la sanidad. De hecho, se han detectado casos de retirada de tarjetas sanitarias por falta de documentación.

El informe, presentado hoy, pone de manifiesto la existencia de dilemas y controversias jurídicas entre el ordenamiento jurídico migratorio y el de protección de los derechos de los niños, ya que detecta limitaciones a la hora de tramitar ayudas públicas y de situaciones que vulneran el derecho a la reagrupación familiar.

Los expertos también destacan que los cambios continuos de los programas de enseñanza, la no inclusión de la diversidad cultural en el currículo académico y la incomprensión entre las familias y los colegios, representan un obstáculo para la formación. Estos problemas se ven agravados por el conocimiento a veces insuficiente de la lengua, sobre todo en niños de habla no hispana, y por los problemas económicos que afectan a las familias como consecuencia de la precariedad laboral y la falta de trabajo.

Prueba de la precariedad en que viven muchas familias, es el relato de Ying Ying, una joven china de 15 años que llegó a España a través del proceso de reagrupación familiar. Durante su entrevista para el informe explica: “mi familia y yo vivimos en una habitación y dos familias más, cada una en una habitación”.

En el ámbito familiar, el documento subraya la ausencia de redes familiares extensas, una insuficiente supervisión parental, violencia como medida correctora o confrontación entre padres e hijos. Como consecuencia, se producen casos como el de Pedro, otro de los adolescentes entrevistados en el informe. Tiene 14 años y llegó a España desde Ecuador con sólo 5. Reconoce que se juntaba con “gente de bandas”. “Fui con ellos desde los 11 a los 14 años, ahora ya no voy con ellos, porque son gente peligrosa. Cuando estaba en la banda me metía en peleas y consumíamos drogas, como marihuana y hachís”.

Walter, de Colombia, asegura que “algunas veces no iba a la escuela, me quedaba en casa de un amigo escuchando música y viendo la tele. Otras veces me quedaba durmiendo en casa, pero mi madre no se enteraba porque estaba trabajando”.
Una ausencia de control que repercute también en el mantenimiento de concepciones y pautas culturales en campos como el de la salud sexual y reproductiva. Gabriela, de origen portugués y guineano, ha nacido en España, tiene 17 años y ya ha sido madre. “Desde que soy madre todo ha cambiado, sé lo que es amar a un hijo, las cosas no son fáciles pero yo siempre lucharé por él, nunca lo abandonaré como hizo ella (su madre)”, dice.

Por esta razón, el informe recomienda que se faciliten los trámites y requisitos para la reagrupación familiar de los hijos menores de edad, así como las ayudas que puedan minimizar las situaciones de riesgo.

Buenas prácticas

El documento plantea 25 buenas prácticas que pueden ayudar a corregir algunas de las deficiencias detectadas en diferentes ámbitos.

Desde el punto de vista educativo, se recomienda la formación sobre circuitos y funcionamiento de la escuela para las familias inmigrantes, así como la preparación de los contenidos de las reuniones escolares con criterios de atención a la diversidad cultural en estos espacios (lengua, presencia de mediadores interculturales, orientación y atención individual, etc.).

Con familias sin alfabetizar, se recomienda que el seguimiento de los hábitos y de la trayectoria educativa de los hijos se lleve a cabo con material más gráfico, como las fichas y colores. También se ha comprobado que la presencia de aulas de autoaprendizaje en las escuelas ha mejorado el rendimiento escolar.

En el ámbito familiar se resaltan los efectos positivos que tienen los Programas de Apoyo Familiar desarrollados por los ayuntamientos a través de técnicos de reagrupación familiar antes y después de la llegada de los niños. También se destacan los resultados de las sesiones de acompañamiento individualizado a la familia y el niño reagrupado para reorientar las relaciones familiares.

Informe: Abriendo ventanas: infancia, adolescencia y familias inmigradas en situaciones de riesgo social

http://www.canalsolidario.org/noticia/cual-es-la-situacion-de-los-hijos-de-inmigrantes-en-el-estado-espanol/27626

 

 

Vienen de Bangladesh y cada noche recorren las calles vendiendo rosas. Hablamos con ellos y nos contaron sus historias y sus anhelos.

22.08.2011 · Mariana Diaz · (Roma)

Shumon tiene 28 años y vive en Roma desde hace cuatro, pero aún no habla bien el idioma. No tiene amigos italianos y vive en un departamento con otros compatriotas. “Los italianos son simpáticos, cuando me acerco a ellos me dicen “no, grazie” de forma educada, me agradan. Pero es solo una comunicación pasajera, creo que ellos me ven muy diferente. Me gustaría tener más amigos”. Mientras conversamos Shumon sostiene entre sus manos un ramo de unas 20 rosas rojas. Su único instrumento de trabajo.

La mirada de este hombre es furtiva y con un dejo de desconfianza. En Bangladesh trabajaba como chófer en una compañía de camiones, pero lo que ganaba no era suficiente para mantener a su familia. Con el dinero que cada mes les envía desde Europa han construido una casa, han comprado un automóvil y su hermano menor ha comenzado a estudiar en la universidad. “Tengo más de un trabajo. Durante el día hago diferentes cosas y las rosas comienzo a venderlas a eso de las seis de la tarde hasta las dos de la mañana. Cada noche gano entre 30 y 40 euros, con los que pago el alquiler y me mantengo. El resto se lo envío a mi familia”.

Historias como ésta abundan en las calles italianas. En el país viven 73.695 extranjeros provenientes de Bangladesh, según los datos del Informe Caritas/Migrantes 2010. Muchos de ellos se dedican a la venta de rosas porque no logran encontrar trabajo en otra cosa. “Los empleos más estables son para italianos. Una vez me presenté en una pizzería y me rechazaron diciéndome que mi piel era demasiado oscura para trabajar en un lugar así”, recuerda Shumon. Después de los obstáculos para conseguir los documentos de residencia necesarios – según las cifras del Grupo de Estudio transfronterizo sobre tráfico ilegal e inmigración clandestina de personas (ETIC) en el 2009 la cifra de trabajadores que migraron desde Bangladesh fue de aproximadamente 900.000 personas, eso sin contar los que salieron indocumentados – los bangladesíes se enfrentan a constantes situaciones de racismo. Khan tiene 30 años, es alto y amistosamente ha accedido a contarnos su historia. “Lo que más he sentido es una especie de racismo cotidiano. Por ejemplo, cuando voy en el autobús y me siento al lado de un español, un italiano, estos se levantan y cambian de lugar. No logró entender por qué. Antes me enfadaba mucho, ahora ya no los tomo en cuenta, es más, me da risa”, explica con algo de ironía en su voz.

Hay muchas historias diferentes detrás de quienes nos venden rosas. “Yo estudié economía en la universidad de Dhaka pero al cabo de unos años decidí venir a Europa. Aquí puedo ganar más dinero y ahorrar para mi futuro”, nos cuenta Khan. “En este momento mi objetivo es juntar dinero para poder comenzar un negocio mía, como un bar o un Bed&breakfast. Creo que esto me ayudará a vivir tranquilo económicamente y así podré ofrecerle una buena vida a mi futura esposa. ¡Aunque no tengo novia ya estoy pensando en mi matrimonio! – cuenta entre risas –. En el matrimonio hay dos cuerpos pero una sola alma”. Jahirul en cambio tiene 38 años y vive en Italia hace 10, estudió matemáticas en la universidad de Dhaka y trabajó algunos años como profesor. “Era un empleo que no me gustaba, lo encontraba aburrido, yo quería hacer algo más dinámico. Por eso me vine a Europa, bueno…Aquí vendo rosas y por ahora está bien pero no quiero trabajar en esto toda la vida, me gustaría encontrar un empleo en el mundo de las finanzas”.

En Bangladesh el 89 por ciento de la población es seguidor del Islam, mientras el 10 por ciento se define hinduista y el 1 por ciento se reparte entre cristianos y budistas. “Para mí la religión es un sistema de paz. Yo creo en Alá, tú crees en Dios, otros creen en Buda pero todos invocamos la paz y la unión. Las cosas son muy simples y las incomprensiones están solo en la mente de las personas – explica Khan – . Yo soy musulmán, respeto a las mujeres y no me gusta la violencia; eso muchas personas no lo entienden porque automáticamente asocian mi religión al terrorismo”. Ellos llevan bastante tiempo viviendo en Europa, en particular en Italia. Algunos 10, otros cuatro, otros dos años. Todos quieren volver a Bangladesh, casarse, formar una familia y vivir en paz.

Los años viviendo en Italia no han pasado en vano. Khan se declara fanático de la pasta y Shumon es simpatizante de la Lazio. “Soy un experto preparando platos de pasta. Me encanta, es una comida fácil de cocinar y saludable. Mi plato preferido son los spaghetti con crema, tocino, huevo y pimienta”. Jahirul se apresura en responder y la primera palabra que sale de su boca es “Libertad. Eso es lo que más me gusta de Italia. Una vez que obtienes la tarjeta de residencia puedes hacer lo que quieras y así tener las posibilidad de avanzar y cambiar tu futuro. En Bangladesh no es así, hay muchas restricciones y tu destino ya esta echado. Si naces pobre morirás pobre. En Europa es diferente, aquí soy libre”, confiesa con un brillo de esperanza en los ojos. “Mis padres están en Dhaka, ellos son las personas más importantes en mi vida y los extraño. Espero volver a verlos pronto. Sé que todos los sacrificios que estoy haciendo nos aseguran una calidad de vida superior”.

http://periodismohumano.com/migracion/vendiendo-rosas-en-italia.html