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Un Litro de Luz es una alternativa de alumbrado sostenible que busca acercar una solución a la falta del servicio de electricidad y alumbrado apropiado para comunidades en situación de pobreza. La Botella Solar es un dispositivo diseñado por estudiantes del Massachusetts Institute of Technology en base a los principios de la Tecnología Adecuada. Se vale de técnicas simples y replicables para enfrentar las necesidades más básicas de comunidades en vías de desarrollo.

Es un programa inspirado por la innovación que muchas culturas han usado a través de la iluminación con el uso de botellas de vidrio y los avances que Alfredo Moser (Brasil) empezó al experimentar con botellas de plástico. Gracias a estos adelantos y el desarrollo deuna tecnología innovadora, My Shelter Foundation, inició la implementación de A Liter of Light (Un Litro de Luz) en Filipinas y consecuentemente, a nivel global.

Una necesidad concreta

El acceso a alumbrado y el alumbrado formal, representa aún un problema para muchos hogares en zonas urbano marginales y rurales. Las poblaciones en asentamientos humanos y comunidades suelen vivir a oscuras durante el día a falta de luz ambiental o solar. Esto se debe a que atraviesan una situación de pobreza o pobreza extrema que les dificulta cubrir los costos del servicio; y en muchos casos aún carecen de la posibilidad de adquirirlo por falta de cobertura eléctrica del Estado. Sabemos que aún 25.91% de los hogares peruanos carecen del mismo. Viviendas construidas con materiales inflamables, conexiones informales, e incrementos en el costo de vida, son sólo algunos de los problemas que enfrentan estas familias diariamente, complicando su proceso de desarrollo y acceso a oportunidades.

Soluciones simples y accesibles
Un Litro Luz propone una alternativa a la energía eléctrica durante el día. La propuesta promueve que los hogares en situación de pobreza accedan de manera directa a una solución que impactará positiva y sostenidamente a sus familias en diversos aspectos, así como generar una cultura de consumo responsable que optimice recursos económicos y ambientales.

La instalación de la Botella Solar es llevada a cabo por emprendedores de cada localidad, quienes son capacitados a nivel técnico y en la formalización de su pequeño negocio, generando desarrollo económico para ellos y valor compartido para las comunidades donde el Programa se trabaja. A la vez, se desarrollan jornadas de voluntariado con empresas, estudiantes y colaboradores interesados en aportar al desarrollo social del país.

Al usar una fuente de energía natural como la luz solar, los hogares y pequeños negocios pueden ahorrar gastos, reducir riesgos y beneficiarse con los efectos de recibir luz solar filtrada.

Ventajas sociales
Además de aminorar la carga económica, ampliar el acceso a alumbrado y reducir los riesgos que el alumbrado eléctrico informal acarrea, Un Litro de Luz busca empoderar a la población, instalando capacidades y generando compromisos sociales que promuevan el uso de energía sustentable, ya sea instalando la Botella Solar, tomando un rol activo en el voluntariado, o inspirando el desarrollo de ideas innovadoras que aporten al desarrollo responsable de la sociedad.

Implementación
La Botella Solar es un dispositivo hecho con envases plásticos reciclados, calaminas corrugadas, una solución de agua mineral y cloro y un sellado especial, muy hermético. Su ensamblaje e implementación son muy simples, pero requieren una capacitación técnica precisa, que además permite acercar a la comunidad en una actividad en beneficio de todos, complementándose con eventuales acciones de voluntariado.

El proceso se inicia con la detección de comunidades beneficiarias a las que se les presenta el proyecto y con quienes se decide designar a una persona para hacerse cargo de las instalaciones. Esta persona recibirá una capacitación muy detallada sobre la técnica para implementar la Botella Solar, y también sobre cómo gestionar su negocio formalmente y en base a un plan. El equipo técnico y los voluntarios de Un Litro de Luz acompañan y guían este proceso en cada uno de sus pasos.

Impacto y sostenibilidad en el tiempo
Beneficios medioambientales: Un Litro de Luz es una fuente de iluminación sostenible con cero emisiones de CO2. La reducción del consumo de energía contribuye a disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera, principal causa del cambio climático. Adicionalmente, la reutilización de botellas de plástico constituye una herramienta efectiva para la concientización de la población en torno al uso creativo de insumos de desecho.
El impacto ambiental puede resumirse de la siguiente forma: Si la huella de carbono que deja la fabricación de un foco es de 0,45Kg CO2, y el consumo de electricidad de un foco de 50 watts por digamos, 14 horas es de aproximadamente 0,77 Kg de CO2 por KW/h, en 30 días el consumo será de 16,17Kg de CO2 y en un año aproximadamente 200Kg de CO2. Más aún, cerca del 90% de la energía que consume un foco es emitida como calor y no como luz visible. Entonces, 400,000 Botellas Solares instaladas, multiplicadas por 55 watts, con 10 horas promedio de luz al día, son 220’000,000 de vatios verdes. La mitigación esperada es de 80’000,000 kilos de dióxido de carbono al año.

Reducción de riesgos: Los hogares que no cuentan con acceso a alumbrado normalmente utilizan iluminación artificial informal, ya sea a través de conexiones informales de electricidad, velas, lámparas de kerosene, u otros dispositivos similares que contaminan el aire dentro de la vivienda.

Adicionalmente, la iluminación precaria eleva los riesgos de accidentes, ya que aquellas familias sin acceso al servicio, atraviesan por una situación de pobreza, y los materiales de sus viviendas son altamente inflamables.
Beneficios económicos: La instalación de Un Litro de Luz para aquellas familias que usan conexiones eléctricas informales, constituye un ahorro del casi 80% de su gasto habitual en iluminación, considerando que sus viviendas son normalmente módulos de una sola habitación sin ventanas ni acceso a luz solar, por lo que necesitan tener una bombilla de luz prendida mientras están dentro. El alumbrado diurno es el que genera el mayor porcentaje de gasto en un hogar y la instalación del dispositivo reemplaza completamente el uso de una bombilla eléctrica.
Inclusión Social: Las actividades organizadas en torno al bien común dignifican la concepción social de comunidad, generando nuevos canales de comunicación y formas de relacionarnos. Generamos un espacio en el que jóvenes voluntarios aprenden de la realidad de su país, se integran a la misma y adquieren habilidades de gestión e implementación de proyectos sociales.

 

Instalar capacidades locales: Un Litro de Luz ingresa a las comunidades como un programa de formación destinado a instalar capacidades locales que alienten a las comunidades a resolver problemas cotidianos con creatividad y una visión colectiva de desarrollo. Las familias beneficiarias de las capacitaciones o implementación de los dispositivos serán las encargadas de trasladar ese conocimiento a los demás miembros de la comunidad, generando una cadena de valor compartido que gire en torno al beneficio de todos.
– Innovación para el desarrollo: La distribución desigual de la ciencia y tecnología continúa ampliando la brecha que divide los segmentos ricos y pobres y dificulta el acceso a oportunidades para aquellas poblaciones en situación de pobreza, por lo que es necesario orientar esfuerzos a desarrollar capacidades y conocimientos científico-tecnológicos que promuevan el uso creativo de nuevas tecnologías sin estigmas tradicionalistas de lo que es o no el desarrollo.
Si el acceso a alumbrado eléctrico es un signo de riqueza en nuestros días, la tarea es mostrar cómo el ahorro de energía y la utilización de dispositivos ambientalmente responsables, son un síntoma aún mayor de progreso. La base del bienestar es el conocimiento y la capacidad social de convertirlo en fuentes de desarrollo, de competitividad y equidad, a través de procesos de innovación no lineales e inclusivos.

– Replicabilidad y sostenibilidad en el tiempo: La base del programa Un Litro de Luz reposa sobre la instalación de capacidades locales y la generación de valor compartido en donde los miembros de una comunidad se apoyan solidariamente para la correcta instalación de las Botellas Solares. Cada dispositivo tiene una vida útil de 5 a 10 años. Pasado ese período, la botella puede reutilizarse renovando su contenido.
Salud: La luz natural filtrada, como en el caso de la Botella Solar, proporciona niveles más elevados de iluminación que la artificial, a la vez que introduce menos calor en la vivienda. También favorece la satisfacción de necesidades biológicas y psicológicas, tales como reforzar el sistema inmune, fijar el calcio en los huesos, esforzar menos la vista al visibilizar el entorno, y mantener una conexión con el exterior, cosa que favorece psicológicamente a quien la recibe.
– Bajo costo: La fabricación e instalación de los dispositivos no requiere una mayor inversión, ya que se elaboran usando botellas de deshecho y materiales de bajo costo y fácil acceso.

http://crea-lab.org/Un-Litro-de-Luz

Guerra por el agua en África

Publicado: diciembre 23, 2012 en Agua

Hace años que los agricultores africanos aprendieron que es imposible regar sus tierras con lágrimas. Los campos se agostan y quedan yermos. Porque de ser posible, la mayoría, en vez de ser de secano, serían de regadío. No les faltan motivos para el llanto. Multinacionales, fondos de inversión e incluso Gobiernos extranjeros se están quedando con sus aguas a través de la compra o arrendamiento de ingentes extensiones de campos de labor. Hasta ahora se había advertido del riesgo del acaparamiento de tierras, pero estos días le ha llegado el turno al agua dulce. “Esto puede tener implicaciones dramáticas para las personas que dependen de estos recursos”, advierte Paul Brotherton, de la organización no gubernamental holandesa Wetlands International. “Podrían perder su medio de subsistencia y no serían capaces de mantener a sus familias a través de la pesca o la agricultura a pequeña escala”. Y una población desplazada de sus tierras ancestrales y privada de alimentos es una invitación a la violencia. Etiopía y Kenia (delta del Tana) ya han tenido varios brotes. Por tanto, poco extraña que algunos hablen de una “guerra por el agua en África”.

La fragilidad de este elemento es tal que es el único recurso imprescindible para el ser humano que no está protegido por ningún acuerdo internacional. Y ante esta debilidad los mercados han saltado sobre ella. “Lo más valioso no es la tierra”, explica Neil Crowder, director en África de la firma de inversión Chayton Capital, con sede en Reino Unido y que ha estado adquiriendo tierras en Zambia. “El valor real está en el agua”. Así lo denuncia la organización no gubernamental Grain en un reciente trabajo titulado Exprimir África hasta la última gota.

Porque los tiburones de las finanzas hace tiempo que detectaron el potencial de este elemento. Judson Hill, director de la consultora de inversiones estadounidense NGP Global Adaptation Partners, abrió camino cuando en una conferencia en Ginebra sobre el negocio de la agricultura le preguntaron si era posible hacer dinero con el agua. “Baldes, baldes de dinero”, contestó sin inmutarse. Y añadió: “Hay muchas maneras de producir un retorno muy atractivo en este sector si sabes dónde ir”.

La frágil cuenca del Nilo sufre una oleada de proyectos agrícolas

Esto sucedía en 2010. Dos años después ya sabemos a qué lugares fueron. Sobre todo a las estribaciones de los grandes ríos africanos (Níger, Nilo, Limpopo, Omo, Wami, Tana). La cuenca del Nilo, que padece una extrema fragilidad política y social, está recibiendo una oleada de proyectos agrícolas a gran escala dirigidos sobre todo a la agricultura de exportación.

Las operaciones de acaparamiento de tierras y agua son tantas y de tal volumen que merece la pena echar un vistazo al detalle de las mismas en el único portal de mundo que las compila (http://landportal.info/landmatrix/get-the-detail/by-investor/903). Hay 925 recogidas. Y evidencian la voracidad de este nuevo hidrocolonialismo. Los protagonistas “son sobre todo empresas del gran negocio agroindustrial que están usurpando tierras y agua para incrementar su cuenta de resultados”, denuncia Gustavo Duch, coordinador de la publicación Soberanía Alimentaria.

La presión sobre los países es enorme, y tres de los principales territorios de la cuenca del Nilo (Etiopía, Sudán y Sudán del Sur) ya han cedido vastas extensiones de tierra. En Sudán y Sudán del Sur se han entregado 4,9 millones de hectáreas (una superficie superior a la de los Países Bajos) desde 2006 a firmas extranjeras. En Gambela (Etiopía), en la frontera con Sudán del Sur, multinacionales como Karuturi Global (India) o Saudi Star (Arabia Saudí), capitaneadas por los multimillonarios Ramakrisha Karuturi y Sheikh Al-Amoudi, están construyendo canales de riego para extraer agua del Nilo desde Etiopía. “La llegada masiva de estos actores deja situaciones tan difíciles de explicar como que ese país del cuerno de África, un territorio que pasa hambre, sea exportador de alimentos”, apunta Henk Hobbelink, coordinador de la organización no gubernamental Grain.

Y claro, para poner toda esta tierra en producción, debe de ser regada. ¿Hay agua suficiente? Parece que no. Si los 40 millones de hectáreas de tierra —detalla un trabajo del think tank californiano The Okland Institute— que se compraron en África en 2009 se cultivaran, harían falta entre 300 y 500 kilómetros cúbicos de este recurso al año, aproximadamente el doble (184,35 kilómetros cúbicos) de lo que consumió toda la agricultura africana en 2005. De seguir este ritmo de adquisiciones, en 2019 la demanda de agua dulce solo para dar respuesta a esas tierras nuevas superará la oferta existente.

Etiopía, Sudán y Sudán del Sur ya han cedido vastas extensiones de tierra

Incluso al mítico Nilo las cuentas no le salen. Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura), los 10 países que pertenecen a la cuenca de este río tienen, como máximo, agua para regar ocho millones de hectáreas, pero, por sí solos, Etiopía, Egipto, Sudán y Sudán del Sur ya han puesto en marcha, según Grain, infraestructuras de riego para cubrir 5,4 millones, y acaban de entregar 8,6 millones de hectáreas adicionales. “Es mucha más agua de la que existe en la cuenca y supone un suicidio hidrológico”, alerta Henk Hobbelink. Poco parece importarle a las corporaciones extranjeras que operan en la zona, como Pinosso Group (Brasil), Hassad Food (Catar), Foras (Arabia Saudí), Pharos (Emiratos Árabes) o ZTE (China). Es la búsqueda del beneficio económico, pero también una forma para muchos países de asegurarse un granero lejos de casa. Arabia Saudí tiene tierras, pero no agua. Y China tiene una ingente población que alimentar.

El agua parece acorralada e incluso la legislación diríase que está en su contra. ¿Quién tiene los derechos del agua de un río? ¿La gente que vive en sus riberas, los agricultores que dependen de él para regar o aquellos que están aguas arriba o aguas abajo? Esta naturaleza inasible es un hándicap serio. “Los límites entre legalidad e ilegalidad son a menudo borrosos y muchas veces los acaparadores se aprovechan de esta complejidad”, reflexiona Lyla Mehta, profesor en la University of Life Sciences de Noruega.

El poeta uzbeko Muhammed Salikh escribió: “No se puede rellenar el Mar de Aral con lágrimas”. Pero estamos abocados al llanto. “Si el problema de la gestión eficiente de este recurso no se resuelve, algunos países tendrán que importar agua para cultivar, desalinizar, o incluso traer de fuera las cosechas propias”, narra por correo electrónico un representante del fondo Pictet Agriculture. Un mundo que bien semeja el Dune imaginado por Frank Herbert.

http://economia.elpais.com/economia/2012/12/21/actualidad/1356107017_521646.html

Los movimientos en defensa del agua tuvieron un protagonismo renovado en la Cumbre de Río +20. La justicia ambiental es el nuevo marco teórico en el que se debate la realidad social. Florencia, la próxima parada del movimiento alternativo por el agua en Europa, aguarda ya a la vuelta de la esquina

 

10.09.2012 ·  · Jairo Marcos

 

Una muestra fotográfica fue el cebo del pabellón azul, que acogió a los movimientos en defensa del agua durante la Cúpula dos Povos. (J. Marcos)

En el pabellón azul. Allí estaban los movimientos en defensa del agua. Tenían su propio espacio, color y voz. Pero el agua, como eje esencial de la vida, estaba presente en cada una de las tiendas o pabellones de la Cumbre de los Pueblos, celebrada en Río de Janeiro de forma paralela a la Conferencia de Naciones Unidas sobre desarrollo sostenible. Si se hablaba de multinacionales, se hablaba de agua; si se hablaba de pueblos originarios, se hablaba de agua; si se hablaba de economía verde, se hablaba de agua. El agua lo empapó todo, pero no fue protagonista.

A unos 20 kilómetros de la playa do Flamengo, sede de la cumbre alternativa, los líderes políticos de todo el mundo, con alguna excepción notable, se reunieron para abordar el futuro de la Tierra. Un futuro que se ahogó en el pasado, en el retroceso y la parálisis. En temática de agua, donde se habían conseguido avances en el seno de Naciones Unidas como el reconocimiento por la Asamblea General del derecho humano al agua, la mercantilización recuperó terreno. “Reconocemos que el agua es un elemento básico del desarrollo sostenible pues está estrechamente vinculada a diversos desafíos mundiales fundamentales”, recoge la declaración final auspiciada por la ONU. Es decir se perpetúa el desarrollo sostenible (el crecimiento con disfraces) como herramienta para erradicar la pobreza y superar los problemas que los seres humanos causamos al medio ambiente. Y el agua debe estar ahí, no como elemento, sino como recursos del que exprimir más beneficio económico para unos pocos.

“Reconocemos que la economía verde, en el contexto del desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza, mejorará nuestra capacidad para gestionar los recursos naturales de manera sostenible con menos consecuencias negativas para el medio ambiente, mejorará el aprovechamiento de los recursos y reducirá los desechos”, se jactan en la resolución final, obviando que la economía verde se anunció hace 20 años, también en Río de Janeiro, y que los resultados a simple vista, coinciden los expertos antes la ausencia de evaluaciones oficiales, son nulos.

La brisa es otra junto a la playa. “Rechazamos (…) sus propuestas de la ‘economía verde’ que tratan de poner un precio a la naturaleza y al agua, su comercialización con el pretexto de la sostenibilidad, el desarrollo, la eficiencia y la reducción de la pobreza”, recoge la declaración final del pabellón azul, que hizo un texto aparte de las conclusiones de la Cumbre de los Pueblos porque no incluía todas sus reivindicaciones.

La justicia ambiental protagonizó una de las demandas de la manifestación por las calles de Río de Janeiro. (J. Marcos)

Las conversaciones fluyen largas e interesantes en este rincón del escenario altermundista, con el olor de mar de fondo. “No podemos decir que hay una derrota de Río +20. Ellos querían un documento que no dijera nada porque, de lo contrario, hubieran tenido que hacer cosas”, considera Renato di Niccola, dirigente del Foro Italiano del Movimiento del Agua, que ofrece un análisis muy de la realidad. “Si te lo dice Fauchon [Loïc Fauchon, presidente del privado Consejo Mundial del Agua], te lo dice la Coca-Cola, te lo dice la Nestlé… no es una derrota, es lo que ellos querían, dar una imagen de cierto tipo de debilidad porque no han producido nada, pero en realidad han garantizado sus intereses”, añade intentando que sus palabras sean más didácticas que informativas.

La dialéctica sí salió bien parada de Río, pues en ambos bandos, o mejor dicho, en ambas orillas, las grandes palabras fueron las ganadoras. Aunque quedaron cargadas de matices bien distintos: la fuerza y el empeño de un mensaje transformador, frente a una retórica pantanosa sin desembocadura. “La Cumbre oficial está metida en una discusión de palabras vacías. Desarrollo sostenible tuvo éxito hace 20 años pero es contradictorio porque decir ‘desarrollo’ es hablar de crecimiento y eso no puede ser sostenible. Ahora hablan de economía verde, pero una economía que crece y que sea verde tampoco es posible”, apunta el catedrático de Economía Joan Martínez-Alier.

Del derecho al agua a los derechos del agua

Si por un lado regresaron las palabras vacías, por el otro se avanzó en lo que se denomina justicia ambiental. En la justicia del agua, se podría decir a modo de titular. “Tenemos derecho al agua pero también hay derechos del agua”, sostiene di Niccola añadiendo un nuevo dato de análisis. “Es fundamental, la cuestión más grande que se ha elaborado en Río: pasar de la cuestión de los bienes comunes al hecho de que el agua tiene un derecho por sí misma, que la Tierra tiene un derecho por sí misma. Esto nos debe forzar, y no sólo conceptualmente, a conectar ecología con justicia, ecología con lucha de clases”.

La conversación llega al pabellón azul, donde espera a Periodismo Humano uno de los mayores expertos en temática de gestión de agua, Pedro Arrojo. El catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Zaragoza habla del pasado y cómo los temas de agua han estado siempre fuera de las agendas internacionales, incluso cuando se discute sobre cambio climático, que es agua se mire por donde se mire.

“Incluso la mujer de Obama fue comisionada para intentar incluir el tema en Copenhague [XV Conferencia Internacional sobre el Cambio Climático celebrada allí en 2009]. Pero la agenda está blindada, y por lo que se ve aquí sigue igual”, recuerda Arrojo, curtido en mil batallas y anécdotas que rememora junto a Nicola. En Río la agenda del agua estuvo cortada. Fue un Río seco. “El Gobierno brasileño, en un inicio, aceptó meter por primera una cuña vez de agua, pero sus asesores son los brasileños que hay en el Consejo Mundial del Agua, que es el lobby privado”. ¿El resultado? Un texto blando, una vez más. “Reafirmamos nuestros compromisos relativos al derecho humano al agua potable y el saneamiento, que ha de hacerse efectivo gradualmente en beneficio de nuestra población, respetando plenamente nuestra soberanía nacional”, recoge la declaración oficial, criticada por muchas delegaciones pero finalmente firmada pro todas las presentes.

En la Cúpula dos Povos, el periodista y activista italiano Giuseppe De Marzo levantó la voz ante un auditorio a reventar que escuchaba su clamor a favor de la unión entre justicia y sostenibilidad. El calor y la humedad brasileña no frenaron la atención del público. Tampoco el ruido ensordecedor de los helicópteros que aquellos días tapaban Río, vigilantes. “Para avanzar, más que resistir, necesitamos una relación nueva entre justicia y sostenibilidad. Esto significa trabajar para alcanzar no sólo la justicia ambiental y social, sino también la ecológica (…) La justicia ecológica y el reconocimiento de los derechos de la naturaleza deberían dar un golpe mortal al modelo jurídico capitalista, que considera la Tierra y sus elementos desarmados como meros objetos a introducir en el mercado”, escribió ya alejado del bullicio de la gente y de los helicópteros.

El agua es un elemento vertebrador. Aúna muchas luchas y por supuesto es básico si hablamos de la justicia ambiental. O de los derechos de la Naturaleza. “Cuando llegas a América Latina se habla de la privatización de una manera más amplia que en Europa, de privatización del territorio, de los recursos hídricos, del río mismo, de la salud, y ahí dentro están los servicios urbanos. Pero en América Latina aparece más el componente territorial”. Continua hablando Pedro Arrojo, quien no escatima en palabras aunque tiene la maleta lista para el regreso: “Yo abogo por la integración en temas de agua. Hay que integrar las visiones de privatizaciones”, concluye.

Y poco a poco se van consiguiendo conexiones y ampliando horizontes; aunque el agua tuviera su propio pabellón; y su propia declaración final. “Hacemos un llamado a la comunidad internacional para la solidaridad y la participación a través de la creación de las instituciones del agua mundiales verdaderamente democráticas, a través de colaboraciones entre entidades públicas; y afirmamos que la creación de una Autoridad Mundial del Agua debe actuar en interés de la humanidad y la naturaleza. Apoyamos la creación de un tribunal penal internacional para el enjuiciamiento de los delitos ambientales cometidos por las corporaciones, gobiernos e instituciones. Nos comprometemos a seguir construyendo redes y nuevas alianzas sociales, ampliando y profundizando nuestras relaciones con los movimientos sociales que luchan por la soberanía alimentaria, el trabajo decente y los derechos laborales, la democracia y la justicia social y ambiental. En particular, nos comprometemos a participar activamente en las campañas por la justicia climática, ya que el agua es un elemento clave para la vida y se ve muy afectado por el cambio climático”.

La justicia ambiental protagonizó una de las demandas de la manifestación por las calles de Río de Janeiro (J. Marcos)

Aquí está la clave. Aunque se habló poco de derecho humano al agua o de gestión, el agua impregna el futuro de las luchas ambientales. “Tanto en Marsella como aquí la integración se ha producido y la maduración de los movimientos se está produciendo aceleradamente”, añade Arrojo. ¿Lo próximo? Una visión ecosistémica, de río. Porque en Río no se habló de ello.

Y en ese futuro cercano aguarda impaciente la ciudad italiana de Florencia, que en el próximo mes de noviembre acogerá la próxima cita del Movimiento Europeo por el Agua. ‘Florencia 10+10’ es el nombre escogido para un evento que recordará el lugar donde hace precisamente diez años el demos europeo celebró su primer Foro Social Europeo. Lo dejan claro desde sus primeros comunicados oficiales: “Queremos ser parte de una construcción en curso”.

 

http://periodismohumano.com/sociedad/medio-ambiente/la-justicia-del-agua-encauza-las-luchas-sociales-y-ambientales.html

Agua virtual

Publicado: junio 26, 2012 en Agua

04.04.2012 · periodismohumano · J. Marcos y Mª Ángeles Fernández / Marsella

La manifestación de los movimientos sociales convocó a cerca de 3.000 personas, que desembocaron en el viejo puerto marsellés como cierre de telón (J. Marcos)

Marsella está casada para bien o para mal con el agua. Bañada por el mar Mediterráneo, el perfil del tercer puerto más importante de Europa tiene pinta de anfiteatro, encerrado entre calas y cadenas montañosas. Es la sede de los dos gigantes del sector: Veolia y Suez. Y del Consejo Mundial del Agua, institución de carácter privado. Un escenario irrepetible para acoger la enésima representación de la lucha por el agua. La escenografía corrió por cuenta francesa pero los actores llegaron de todos puntos del globo, sumándose a la exhibición más de un centenar de países.

El pase duró del 12 al 17 de marzo, cuando la ciudad portuaria acogió el Foro Mundial del Agua (WWF, en sus siglas en inglés), organizado por el Consejo Mundial del Agua a 700 euros la entrada, y el Foro Alternativo Mundial del Agua (FAMA), la réplica con acceso gratuito de decenas de movimientos sociales de todo el mundo que denunciaron la mercantilización del agua orquestada por sus compañeros sobre las tablas.

El derecho humano al agua y al saneamiento, en el que se viene trabajando desde hace más de diez años, hizo una vez más las veces de trama. La línea argumental se comenzó a escribir en el marco de una Asamblea General de Naciones Unidas del año 2010, cuando se aprobó este derecho con 122 votos a favor, 22 abstenciones y ningún voto en contra. Una máxima que de momento tiene escasa traducción práctica. Porque se da por descontado que el agua es un bien básico para la vida, pero sus implicaciones y compromisos caen en el terreno de las interpretaciones, los intereses y los puntos de vista.

Un participante del Foro alternativo, que reunió a unas 4.000 personas, observa la exposición fotográfica sobre mujeres y agua

El telón marsellés se levantó precisamente para decidir sobre el futuro del derecho humano al agua potable y al saneamiento. En seno de FAMA, las redes por el agua pública exigen a los Estados profundizar en la puesta en práctica efectiva de este derecho a través de su inclusión en las legislaciones estatales, pero las posturas privatizadoras representadas en la sexta edición del WWF, en conjunción con los poderes fácticos, tienen el capital de su lado.

El WWF sacó a escena su mejor baza ya en el segundo acto: la declaración ministerial, el documento que resume las conclusiones del Foro, quedaba visto para sentencia el martes 18 de marzo. Se evitaba así que las palabras de la reunión alternativa, que no comenzaba hasta el día siguiente, pudieran hacer mella en la postura de algunos de los gobiernos, como ya ocurriera en el anterior Foro, celebrado en Estambul (Turquía) tres años antes. El texto estaba aprobado de antemano, por lo que no reflejó los estériles encuentros y discusiones acaecidos durante la cumbre.

Las lupas alternativas escrutaron las seis páginas de una declaración cuyo borrador se conocía desde hace meses. El veredicto fue unánime: calificado como ‘arquitectura semántica’ por algunos expertos, el compromiso del documento se centra en “acelerar la implementación de las obligaciones en materia de derechos humanos”. Un retroceso respecto a los logros cosechados en el ámbito internacional, como expuso la relatora especial para este derecho de las Naciones Unidas, Caterina de Albuquerque, en una conversación con Periodismo Humano: “La declaración ministerial es un paso para atrás porque decir ‘derecho humano al agua’ no es lo mismo que hablar de obligaciones de derechos humanos. El derecho humano al agua tiene un sentido muy preciso: prohíbe la discriminación, determina que debe ser asequible financieramente, que tiene que ser de calidad. Pero al hablar de obligaciones cada uno puede interpretarlo como quiera y eso es peligroso”.

Veto a Bolivia y la ambigua postura del Gobierno español

Sólo la voz de Bolivia se alzó contra el Foro Mundial del Agua. El ministro boliviano de Medio Ambiente y Agua, Felipe Quispe, no aplaudió la declaración. Toda una osadía cuando el método de la aclamación popular sustituye desde 2006 a la tradicional firma como forma de legitimación. Quispe exigía mayor profundización en el derecho humano a voz alzada, cuando la traducción simultánea al francés y al inglés dejó de escucharse. Sólo los hispanohablantes entendieron su reclamación, a pesar de que la postura oficial hablaría posteriormente de ‘consenso’. “Tratan de incluir que la inversión privada pueda garantizar el derecho humano al agua, para que los sistemas de agua sean privatizados”, explicó visiblemente enfadado el ministro.

Menos clara es la postura del Ejecutivo español, que respaldó la declaración ministerial pero se desdijo sólo 24 horas después con la firma de un documento que no ha recibido atención mediática alguna, y al que ninguno de los firmantes, los once ‘países azules’ (entre ellos, España, Alemania, y Uruguay), ha interesado airear. El documento subraya que “el reconocimiento del derecho humano al agua y saneamiento hecho por la Asamblea General de las Naciones Unidas es un paso adelante importante”. Esta vez sí, un claro paso en favor del agua como derecho humano.

Este contigo ni sin ti del Ejecutivo español sabe a muy poco para el sector crítico. “Es una disensión interna pero no implica ninguna ruptura de la baraja. España apoyó la declaración ministerial y el resto es un tímido desacuerdo que no significa nada”, contextualiza Samuel Martín-Sosa, de Ecologistas en Acción. “No niegan la declaración oficial pero es un modo de decir que están aparte“, corrobora la activista canadiense y premio Nobel alternativo Maude Barlow.

El ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, fue el más alto representante del Gobierno español en el Foro Mundial, donde recibió las demandas Ingeniería Sin Fronteras y Ecologistas en Acción. Le pidieron el reconocimiento en la Ley de Aguas estatal del derecho humano al agua potable en una cantidad mínima por habitante y día de 80 litros, además de la inclusión de un artículo que obligue a que los elementos básicos del abastecimiento de agua potable estén en manos públicas.

“Sobre el primer punto estamos convencidos que el Gobierno no va a poner ninguna pega”, apunta el responsable de Agua de Ecologistas en Acción, Santiago Martín Barajas. El segundo aspecto es mucho más complicado, lo que justifica la petición para que ambas propuestas se tramiten por separado. “Puede llevar lo suyo”, añade Martín Barajas, consciente de que supondría que la gestión de alrededor del 50 por ciento del abastecimiento y el saneamiento en el Estado tendría que volver de manos privadas a públicas, es decir, una remunicipalización.

Las soluciones planteadas en el Foro Mundial, como el discurso de la directora general de la Unesco, Irina Bokova, no fueron tenidas en cuenta en una declaración ministerial redactada con antelación a la cumbre (J. Marcos)

Lo corrobora una breve conversación con el ministro: “No podemos limitar a los sectores públicos la envergadura de las infraestructuras y la gestión de los servicios. En la gestión del agua hay que buscar la interacción del sector público y del privado. En el futuro va a haber que hacer grandes inversiones en materia de agua con presupuestos muy reducidos, así que la colaboración público-privada va a ser fundamental”.

Según los grupos por la defensa del agua pública, todo indica que el Parlamento español aprobará la inclusión del derecho humano al agua, bien por iniciativa del Partido Popular o bien como propuesta de alguno de los otros grupos que configuran la Cámara Baja. Preguntado ex profeso, Cañete tiró balones fuera: “España ha defendido la constitución del derecho al agua como un derecho humano en todos los foros internacionales, pero la concentración de los derechos humanos se configurará en el ámbito internacional”.

Islamabad, Pakistan, Diciembre. 14, 2011. (AP Photo/Anjum Naveed)

El sí pero no se repite. El Ejecutivo español explica de manera tibia su postura, demostrando que el derecho humano al agua no es tan claro y transparente como decía el tráiler marsellés. Queda mucho guión por delante. Y no sólo en el ámbito estatal. “Si conseguimos el cambio en la legislación, existe el interés de oenegés de América Latina para llevar a distintos países una propuesta similar”, explica Martín Barajas.

Las reivindicaciones llegan por arriba y por abajo. El derecho humano al agua está en la encrucijada. Marsella ha sido un capítulo más, muy escenográfico, de una historia que se vaticina larga y tortuosa. Como los meandros de un río que buscan la puerta del mar.

http://periodismohumano.com/sociedad/libertad-y-justicia/el-derecho-humano-al-agua-esta-en-la-encrucijada.html

agua virtual

Publicado: marzo 23, 2012 en Agua

 

¿Cómo se contamina el agua?

Publicado: noviembre 23, 2011 en Agua, ECOLOGíA

anuncio agua ¿Qué mata a más de 8 millones de personas al año?

 

Se trata sin duda de una forma gráfica de llamar la atención para hacernos saber el gran problema que provoca la sequía en muchas partes del mundo. Muchísima gente muere a diario de sed, por muy increíble que nos parezca.

Se trata de una campaña de la ONG Solidarités, que busca hacer saber a los dirigentes mundiales de este problema. La sequía es un problema de todos, y que aunque nos parezca muy lejano, empieza a hacerse cada vez más patente en nuestros países y ciudades.

 

 

http://alt1040.com/2008/02/%C2%BFque-mata-a-mas-de-8-millones-de-personas-al-ano

Por: Laura Sancho / Canalsolidari.org el 21/03/11

La actual crisis mundial social, ambiental y económica se manifiesta también en el acceso al agua y el saneamiento. El día internacional del agua 2011 aborda el desafío urbano en esta materia, y mientras las organizaciones presentes en el FSM de Dakar preparan el Foro Alternativo del Agua 2012.

Bajo el nombre Agua para las ciudades: respondiendo al desafío urbano, el Día Mundial del Agua 2011 de Naciones Unidas tiene como objetivo llamar la atención internacional sobre el impacto que el frenético crecimiento de la población urbana, la industrialización y la incertidumbre causada por el cambio climático, los conflictos y los desastres naturales tienen sobre los sistemas urbanos de abastecimiento de agua.

Además, pretende alentar a gobiernos, organizaciones, comunidades y sociedad civil a participar activamente para responder al desafío de la gestión del agua urbana. En este sentido, la CONGDE ha preparado una jornada en que analizará la problemática sobre el abastecimiento de agua en el ámbito urbano desde dos perspectivas: en el contexto boliviano desde la guerra del agua de Cochabamba y en la ciudad de Madrid a través de su abastecimiento por el Canal Isabel II.

Preparando el foro Alternativo Mundial del Agua
En noviembre de 2010 se constituyó la primera fase del Foro Alternativo Mundial del Agua (FAME) de Marsella, promovido por la sociedad civil y que tendrá el primer encuentro en marzo de 2012. Después del Foro Social Mundial en Dakar este llamamiento se ha enriquecido gracias a las aportaciones de las organizaciones de todos los continentes, presentes en el Foro Social Mundial.

Y es que después del reconocimiento por parte de las Naciones Unidas sobre el acceso al agua para todos y todas como un derecho humano fundamental , el Foro Alternativo Mundial del Agua ofrecerá una plataforma de expresión y de convergencia del conjunto de las experiencias llevadas a cabo desde la perspectiva de un derecho efectivo al agua y al saneamiento, y por una gestión pública y participativa, social y ecológica.

Algunas organizaciones españolas como Ingenierías sin Fronteras estuvieron presentes en el FSM y han sido parte firmante del comunicado emitido recientemente. En este documento FAME ha hecho una llamada a las asociaciones, organizaciones, ONG, sindicatos, responsables políticos y autoridades locales y ciudadanos del mundo a participar al FAME de 2012 en Marsella.

http://www.canalsolidario.org/noticia/acceso-al-agua-que-pasara-en-las-ciudades/26122

Salvar el clima requiere la adopción de políticas que toquen el corazón del actual modelo de producción, distribución y consumo, y no meros retoques cosméticos.

En medio de un cierto desinterés general terminó hace una semana la cumbre de Cancún. Quizá porque su fracaso era previsible los “líderes mundiales” quisieron evitar otro embarazoso fiasco hipermediatizado y optaron por dar al evento un perfil mucho más bajo que su predecesora en Copenhague. No en vano, según la documentación dada a conocer por Wikileaks, el jefe del gabinete del presidente de la Comisión Europea Durão Barroso afirmó que Cancún sería como “Pesadilla en Elm Street II, y ¿quién quiere ver esa película de terror otra vez?”. Razón no le falta.

Si en la grandilocuente cita danesa lo único en que parecieron ponerse de acuerdo los dirigentes de los principales países fue en “la urgente necesidad de no hacer nada” como señaló el sociólogo Michael Löwy, Cancún se ha deslizado por la misma senda. Pero, al rebajar mucho las expectativas iniciales, se ha intentado presentar el acuerdo alcanzado como un gran avance. Sin embargo, éste es en realidad la certificación de una vía muerta cuya única función es, en palabras del experto Daniel Tanuro, “hacer creer que hay piloto en el avión. Pero no hay piloto. O más bien, el único piloto es automático: es la carrera por el beneficio de los grupos capitalistas lanzados a la guerra de la competencia por los mercados mundiales”.

Mucho ruido y pocas nueces es lo que hay detrás, por ejemplo, de propuestas como el Fondo Verde Climático anunciado. A la ambigüedad sobre su origen y su naturaleza, es decir, donaciones o préstamos, se añade el hecho que el Banco Mundial será el encargado de administrarlo. No es precisamente una institución cuya trayectoria invite al optimismo. Otro tanto cabe decir de las reducciones de emisiones de gases a efecto invernadero contempladas, no sólo insuficientes, sino carentes de un mecanismo de verificación adecuado. Tampoco el programa REDD (Reducción de Emisiones por Degradación) es un instrumento eficaz para la protección y reforestación de bosques, sino un proyecto que favorece su privatización.

En Cancún han colisionado dos lógicas antagónicas. De un lado, la del beneficio a corto plazo y el tacticismo electoral permanente, propios del capital y la política gestionaria encarnada por la mayoría de los gobiernos del mundo. Del otro lado, la lógica a largo plazo de la defensa de la humanidad, la vida y el equilibrio con la naturaleza, representado por el movimiento por la justicia climática. Una y otra marcan dos destinos alternativos para la humanidad.

Salvar el clima requiere la adopción de políticas que toquen el corazón del actual modelo de producción, distribución y consumo, y no meros retoques cosméticos. El cambio climático plantea la necesidad de unir el combate por la justicia climática y por la justicia social, y de huir de las falacias del capitalismo verde y del barniz ecológico a las políticas social-liberales. En otras palabras, expone la urgencia de lo que el editor de la Monthly Review John Bellamy Foster llama una “revolución ecológica que necesariamente debe ser también una revolución social”.

La vacuidad del acuerdo alcanzado contrasta con la claridad de la declaración final del Foro por la Justicia Climática. En ella se demanda “una transición justa a un cambio profundo del modelo de producción y consumo” y se revindican medidas como: compromisos de reducciones obligatorias de emisiones de gases de efecto invernadero para estabilizar el aumento global de la temperatura en un máximo de 1.5°C; reparaciones y compensaciones de la deuda y los crímenes climáticos cometidos en los países del Sur; y el fin de las falsas soluciones tecnocráticas y basadas en la economía de mercado, como los mercados de carbono, la energía nuclear y los agrocombustibles o el programa REDD.

La visión a largo plazo de los manifestantes en Cancún contrasta vivamente con el trágico inmediatismo de los dirigentes políticos. Curiosamente, cuando el movimiento “antiglobalización” emergió abruptamente en 1999 en Seattle frente a la Organización Mundial del Comercio, la respuesta del establishment fue denunciarlo como un movimiento incoherente y falto de propuestas. Esta crítica fácil nunca fue verdad. Ideas y medidas no han faltado, como se ha podido comprobar en los múltiples foros sociales realizados. La crisis global mostró ya claramente que si alguien carece de ideas y soluciones, más allá de aferrarse a la conservación del modelo actual y de intensificar sus elementos más destructivos, son los principales gobiernos del mundo. El debate sobre el cambio climático ha puesto aún más negro sobre blanco esta realidad.

El movimiento por la justicia climática tuvo en Copenhague un trampolín perfecto para su lanzamiento y, poco después, avanzó un paso más en la cumbre alternativa de Cochabamba en abril del 2010. Cancún ha sido escenario de movilizaciones que, sin ser particularmente fuertes, son significativas. Pero ello no puede esconder la debilidad y la dispersión de las movilizaciones internacionales el 7 de diciembre, día de acción global, con unas pocas acciones simbólicas en algunas ciudades del mundo.

La toma de conciencia de la gravedad del cambio climático está ya muy extendida. Sin embargo la variable fundamental es su cristalización en organización y acción colectiva siguiendo la estela de las calles de Copenhague, Cochabamba y Cancún, de donde ha vuelto a emerger un mensaje muy claro: para que no cambie el clima, hay que cambiar el sistema.

Artículo de Josep Maria Antentas, profesor de sociología en la UAB, y Esther Vivas, miembro del Centro de Estudios sobre Movimientos Sociales en la UPF.

http://www.canalsolidario.org/noticia/cancun-justicia-climatica-o-capitalismo-verde/25443