Composición fotográfica de la yemení Bushra Almutawakel en la que simboliza la desaparición de la mujer bajo el fundamentalismo religioso musulmán.
Foto: Global Voices
Composición fotográfica de la yemení Bushra Almutawakel en la que simboliza la desaparición de la mujer bajo el fundamentalismo religioso musulmán.
Foto: Global Voices
Hoy 5 de septiembre es el DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER INDÍGENA, el de aquellas mujeres que se esfuerzan día a día por ejercer plenamente sus derechos, por llevar adelante sus familias, y por ser las portadoras del conocimiento tradicional de sus pueblos…
La foto es de Laura Sancho
El mundo interior de la mujer india está lleno de sorpresas: las diferencias generacionales, el diálogo entre modernidad y tradición, el peso de la cultura y la religión, su rol ante el hombre y la familia o sus aspiraciones personales. Nos adentramos en las historias de Seema, Bhawan, Venna y Usha.
Pasar una semana conviviendo con cuatro mujeres indias de 23, 25, 57 y 63 años en un centro de meditación, como voluntarias todas, es un viaje fascinante donde se descubre un mundo de luces y sombras, de ilusiones y desengaños, de sueños y frustraciones.
Seema tiene 25 años, en la actualidad trabaja como modelo, antes había trabajado como periodista en uno de los canales de MTV en la India. Vive entre Delhi y Bombay. Como mujer casada, debe entregar a su marido los beneficios obtenidos de su trabajo para que él los administre para ambos.
Hace ocho meses que está casada, la boda se celebró en el más genuino estilo hinduista, una celebración preciosa, llena de rituales, colores, flores… y rodeada de mucha emoción familiar. Antes había tenido otra pareja durante seis años, los progenitores de él finalmente no la aceptaron y ella había decidido no casarse en esta vida, lo que no gustaba a su madre. Su actual marido había sido amigo suyo durante años, y más tarde fortalecieron la relación hasta que sus respectivas madres vieron muy conveniente que se casaran, por acuerdo mutuo. Y es que en la India, el 80% de matrimonios son “concertados” o acordados por los padres de la futura pareja.
Al preguntarle si le gustaría convertirse en una famosa actriz de Bollywood dentro de unos años, me respondió que ese no era su objetivo. Quería trabajar 2 o 3 años en este sector, llegar tan lejos como pudiera, para después pasar a dedicarse por completo a su rol de madre. Antes, sin embargo, tenía algunos sueños por cumplir, como aprender a bailar salsa o estudiar un idioma extranjero.
Me explicó que su sociedad es eminentemente machista, es primero el padre y la madre en segundo término y luego el hombre y su familia, quien tiene el poder sobre la mujer. Aunque, me decía, que el status quo va cambiando poco a poco, y sobre todo en las grandes ciudades. En este sentido, su referente es Indira Ghandi, la primera, y la última, presidenta de India. Mucha gente utiliza este argumento para justificar que el subcontinente está avanzando en cuanto a la igualdad de género. Pero, ¿qué es una entre miles? En este caso, el hecho de ser la hija del presidente (y una mujer sumamente formada y concienciada sobre la realidad del país), ganó a la “irremediable” condición de mujer. Sin duda, el debate está abierto.
Veena, de 57 años es madre de familia, tiene dos hijos, que “afortunadamente” ya están casados. Su marido tiene un negocio de venta de objetos de decoración, ella le ayuda. Como nos explica Fundación Vicente Ferrer, la mayoría de mujeres en India trabajan y contribuyen a la economía de alguna manera, pero muchas veces su aportación económica es invisible, no se documenta ni se visualiza en las estadísticas oficiales.
A menudo me comentaba que de haber estado en otro contexto, fuera del centro, me hubiera hecho muchos regalos típicos de su región. Me preguntaba también alarmada si toda la gente de mi país tiene el pelo rizado y cómo podía ser que teniendo pareja formal viajara sola. Al final me regaló dos pulseras rojas típicas del hinduismo, las que llevan las mujeres cuando están casadas (quizás era una indirecta), que se conocen como bangles. Y, efectivamente, al salir del centro todo el mundo me preguntaba si estaba casada.
Usha es una gran meditadora Vipassana, ha hecho diferentes cursos de meditación, entre ellos, uno de 30 días en silencio. También la llamábamos anti, una palabra cariñosa que designa a las mujeres de avanzada edad, y es que era la mayor y más sabia del grupo. Tiene el pelo largo hasta la cintura, y toda ella desprende armonía y paz. La anti es viuda desde hace años, por lo tanto, ya no lleva el símbolo en la frente ni le está permitido lucir joyas ostentosas.
Aunque la Constitución permita a las divorciadas y viudas casarse en segundas nupcias, no lo hacen porque por normal general la sociedad las margina. Utilizando un lenguaje formado por palabras del hindi, muchos gestos y un poco de inglés, me explicó que en India se practicaba el sati o quema de viudas, un acto público en el que la viuda se echaba viva en una hoguera en la pira funeraria del difunto marido. Actualmente esta práctica está prohibida.
Bahawana tiene 23 años, estudia artes plásticas y de momento no está comprometida. Me dijo que cuando se casara me invitaría a su boda, y que yo le tendría que traer un bonito regalo de España. Aunque las mujeres acaban siendo mantenidas por un hombre, muchos padres y madres quieren que sus hijas estudien porque de esta manera pueden optar a un mejor matrimonio. Eso sí, de momento la Bahawana disfruta de sus estudios y saca mucho provecho.
Éstas son sólo unas pinceladas de las historias personales de cuatro mujeres indias, puedes leer más sobre las desigualdades de género en India en la web de la Fundación Vicente Ferrer.
También puedes encontrar más información sobre las mujeres de India en la página web de All Indian Democratic Women’s Association y en la de SEWA.
http://www.canalsolidario.org/noticia/descubriendo-un-pedazo-del-universo-de-la-mujer-india/30287
Después que se firmara el Acuerdo Tripartito de Madrid (Declaración de principios entre España, Marruecos y Mauritania sobre el Sahara Occidental, 1975), y estallara el conflicto abierto entre el Frente Polisario y los ejércitos marroquí y mauritano, gran parte de la población saharaui se vio obligada a huir desierto a través, hasta acabar refugiada en la Hamada, el área del desierto más angosta y alejada de las costas atlánticas, bajo el asilo de Argelia.
Aunque desde los comienzos de la lucha del Frente Polisario contra la colonización española existiera una numerosa participación de mujeres en sus filas dentro de la que se denominó “Ala Femenina”, después de 36 años de exilio, podemos hablar de procesos de empoderamiento paralelos entre las mujeres de los Campamentos y las de los Territorios Ocupados, mediados por los diferentes escenarios de lucha por la autodeterminación de su pueblo.
Cuando se levantaron los Campamentos, supuestamente un lugar transitorio de residencia para la población desplazada, fueron las mujeres las que tomaron la iniciativa de realizar esa tarea, en parte porque los hombres estaban en el frente, en parte por la ascendencia de cultura nómada en la que eran las mujeres las encargadas de la organización y abastecimientos domésticos.
Esta situación, aunque derivada inicialmente de una marcada división sexual del trabajo, no implicó una subordinación política de las mujeres, sino todo lo contrario, afianzaron su presencia en los órganos públicos de los gobiernos durante la gestación del nuevo Estado Saharaui, quedando reconocida la igualdad de oportunidades en su Constitución. Desde 1974, varias mujeres han formado parte del Buró Político del Frente Polisario, y desde 1991 del Secretariado Nacional del Frente Polisario, y la participación de muchas de ellas no se reduce a la calidad de miembro. Su presencia se amplía a una cada vez mayor lista de candidatas en los procesos electorales, además de haber ejercido de gobernadoras como Sennia Ahmed o alcaldesas como Alezza Bubih. Igualmente, la representación femenina en el Parlamento ha ido en aumento hasta llegar al 34% de hoy día.
Actualmente, no se puede hablar de una igualdad real dentro de la sociedad de los campamentos, ya que de hecho se reconocen sesgos de género en los roles y responsabilidades que se asumen en función del sexo, y en el acceso desigual a estudios superiores, entre otros ejemplos. Esto no quita que existan modelos alternativos que continuamente emergen y reivindican su espacio de normalización social, que se pueden observar y compartir en las pequeñas revoluciones de la vida cotidiana que efectúan muchas mujeres. Notable ejemplo de éstas es el hecho de que cada vez se pueden ver más mujeres al volante en los Campamentos.
Al hablar de los Territorios Ocupados, la situación cambia muchísimo debido a la represión constante que sufre la población saharaui por parte de Marruecos y al bloqueo informativo que existió en la zona hasta la Intifada de 2005. Se puede hablar de igualdad en tanto que mujeres y hombres participan activamente en la defensa de los derechos humanos y en la lucha por la autodeterminación. Pero a partir de aquí, es complicado establecer indicadores de igualdad dentro de un grupo social tan oprimido y silenciado.
La sutilidad que a veces tienen las relaciones de género es difícil de observar en este tipo de contextos, pero lo que sí se puede afirmar es que las mujeres saharauis han sido apresadas y torturadas en igualdad de condiciones que los hombres. En esta línea, activistas como Aminetu Haidar o Ghalia Djimi destacan por haber contado al mundo sus historias, convirtiéndose en lideresas de su pueblo.
Las mujeres saharauis han trazado un camino propio hacia la igualdad, conquistando espacios en la esfera pública y erigiéndose como representantes legítimas de su causa, pero para continuarlo, necesitan alcanzar la paz.
Irene Jiménez es activista del grupo Jaima (Amigos y amigas de la República Árabe Saharaui Democrática) en Córdoba.
Artículo publicado en el Periódico En lucha / Diari En lluita
Por: Jesús A. Núñez | 16 de julio de 2012
Sin duda, el resultado más notable de la XIX sesión ordinaria de la Asamblea de Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Africana (UA), ha sido el nombramiento de Nkosazana Dlamini-Zuma como presidenta de la Comisión de la organización continental (no confundir con la presidencia rotatoria de la organización, actualmente en manos del presidente de Benin, Thomas Yayi Boni). Y esto es así, en primer lugar, porque los 54 miembros de la organización han logrado salir del impasse en el que estaban sumidos desde hacía meses, como lo demuestra el hecho de que en su anterior reunión (enero de este año) no lograron ni reelegir al gabonés Jean Ping ni nombrar a ningún otro candidato.
Ahora, con la elección de Dlamini-Zuma, la UA oficializa la llegada de una mujer al más alto puesto ejecutivo de la Comisión de la UA, desde su arranque en 2002. En un rasgo más de la frivolidad con la que habitualmente se trata en ciertos círculos de opinión a la presencia de las mujeres en la vida pública, han sido mayoría los medios de comunicación que han preferido resaltar el hecho de que se trata de la ex mujer del actual presidente sudafricano, Jacob Zuma, que el más sobresaliente de que es la ministra de interior de ese mismo país y que ya en enero pasado fue la alternativa a Ping (aunque se retiró circunstancialmente al no alcanzar los votos necesarios).
Con su designación se materializa asimismo la novedad de que sea una candidata apoyada por el grupo de países anglófonos, desplazando por tanto a los francófonos, que hasta ahora habían dominado esta, en todo caso, precaria organización continental de la que Marruecos sigue autoexcluida (como reacción al reconocimiento de la RASD como miembro de pleno derecho).
Con el respaldo de los 37 votos que la han aupado a la presidencia, Dlamini-Zuma tiene ante sí una agenda que, a buen seguro, muchos no le envidiarán. Y esto es así no solo porque se enfrentará de inmediato a la dificultad para cerrar la brecha interna (anglófonos/francófonos) que ha ralentizado la marcha de la organización a lo largo de su todavía corta historia. Además, tendrá que lidiar con una agenda de seguridad que supera las capacidades reales (tanto políticas como militares) de la UA, tanto en lugares tan problemáticos como República Democrática del Congo- en plena ofensiva del movimiento M23, liderado por un Bosco Ntaganda buscado por la Corte Penal Internacional- o Malí- con una fractura interna que puede provocar aún nuevos episodios de violencia-, como en tantos otros en los que florecen conflictos endémicos que lastran el futuro de poblaciones enteras.
Por si esto no fuera suficiente, la nueva presidenta ha heredado todos los problemas que arrastra África desde hace demasiado tiempo. Baste con mencionar la lentitud en el campo del desarrollo, como pone de manifiesto la previsión de que no se cumplirán los Objetivos de Desarrollo del Milenio más que en casos aislados. A esto se suma, entre otras variables, la creciente competencia entre importantes actores externos por seguir controlando sus ingentes riquezas, lo que no cabe entender directamente como una buena noticia para los más de 900 millones de africanos. Tampoco resulta fácil modular los intereses de algunos países que pretenden liderar el continente, ni los de las instancias subregionales ya existentes, dando cabida a una entidad continental que adolece de falta de voluntad de sus miembros para dotarla de capacidades, en la medida en que son muchos aún quienes la perciben como un intruso o como un instrumento de intereses ajenos.
Suerte en todo caso a la nueva presidenta.
http://blogs.elpais.com/extramundi/2012/07/%C3%A1frica-tiene-presidenta.html
Por: Blanca Pérez/CanalSolidario.org el 03/08/12 11:48
La organización de los Juegos Olímpicos está vendiendo este evento como el más justo de la historia pero mujeres deportistas siguen viajando en clase turista mientras equipos masculinos lo hacen en preferente. Y esto es solo un ejemplo. ¿Crees que esto es igualdad?
Los titulares de medios de comunicación de todo el mundo suelen destacar que estos Juegos Olímpicos son los más igualitarios de la historia. Pero, ¿realmente es eso cierto? A pesar de que todas las delegaciones están obligadas a incluir a, al menos, una mujer entre sus deportistas, ellas siguen en situación de desventaja: cobran menos, deben llevar uniformes sexistas y viajan en clase turista, mientras sus compañeros lo hacen en preferente.
“Ellos son profesionales”
Una de las decisiones que más polémica ha levantado hasta el momento es la referida a los desplazamientos de la delegación australiana. Mientras el equipo de baloncesto masculino viaja en preferente, las jugadoras de la misma disciplina deben hacerlo en turista. Según el artículo Londres 2012: ellas vuelan en turista, ellos en preferente de Gabriela Cañas, La Federación Australiana de Baloncesto justificó este hecho alegando que cada equipo administra su presupuesto según su criterio.
Sin embargo, no es la primera vez que se produce una discriminación de este tipo. El artículo citado explica que el equipo masculino de fútbol de Japón ocupa los asientos destinados a primera clase. Sin embargo, sus compañeras deben desplazarse siempre en clase turista. En esta ocasión, las autoridades japonesas explicaron que los hombres viajaban en preferente “porque ellos son profesionales”.
Uniformes sexistas
A estas discriminaciones, se suma la que se refiere a los uniformes que deben usar algunas deportistas para competir. Las mujeres deportistas que juegan en vóley playa deben usar unos uniformes más ajustados que los de sus compañeros masculinos. Recientemente, la organización de los Juegos Olímpicos ha informado de que se cambiará esta ropa y podrán disputar los partidos con pantalones cortos y camisetas con mangas.
Sin embargo, la justificación que se ha dado para cambiar la vestimenta es la dificultad que encuentran países para competir con estas prendas cuando su cultura no se lo permite. Es decir, el cambio se ha producido por motivos culturales y no se ha aludido en ningún momento a la diferencia que existe entre los uniformes femeninos y masculinos en este deporte.
Sueldos más bajos
Pero las diferencias no acaban aquí. Las mujeres deportistas o las que pertenecen a equipos femeninos siguen cobrando sueldos más bajos que los de sus compañeros y las primas que reciben también tienen una cuantía inferior.
Estas situaciones impiden que podamos hablar de los Juegos Olímpicos más justos de la historia. Mientras las mujeres deportistas no reciban el mismo sueldo, no puedan vestir con uniformes no sexistas o no puedan viajar en las mismas condiciones que los deportistas masculinos, no podremos hablar de igualdad en el deporte.
http://www.canalsolidario.org/noticia/londres-2012-los-juegos-olimpicos-de-la-igualdad/30195
11.06.2012 · periodismohumano · Danilo Valladares · (Guatemala)
“Esta clase de violencia es la más callada, la más oculta, la más invisibilizada y por lo tanto la más impune”, dijo en una entrevista Marcela Suazo, directora regional para América Latina y el Caribe del Fondo de Población de las Naciones Unidas.
Los números lo confirman.
Según la gubernamental Fiscalía General de la República de El Salvador, entre comienzos de 2008 y julio de 2010, fueron presentadas 8.108 denuncias por delitos contra la libertad sexual, de las que apenas seis por ciento concluyeron con sentencia condenatoria.
En Nicaragua, la situación fue parecida. En 2008, ingresaron a los tribunales 1.133 denuncias por violencia sexual, pero solo 56 por ciento de los casos fueron resueltos. De estos, 70 por ciento resultaron sobreseidos, 15 por ciento concluyeron en absolución y apenas 15 por ciento se cerraron con condena al agresor.
Una multiplicidad de factores rodean estas cifras sombrías que se repiten en los países de la región mesoamericana, que abarca desde el sudeste mexicano, Belice, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá donde habitan más de 70 millones de personas.
La falta de denuncias por vergüenza o temor de la víctima, la falta de respuesta efectiva de las autoridades y el sistema desigual del poder entre los hombres y las mujeres son algunos de ellos, según Suazo.
Las principales víctimas continúan siendo las menores de edad. “Las niñas y adolescentes entre 12 y 18 años de edad es el grupo de población más afectado por la violencia sexual”, acosadas a menudo por familiares o personas cercanas al entorno familiar, dijo la experta.
“Por lo tanto, se debe reforzar el acceso a información y educación, a la justicia con servicios interdisciplinarios desde el ámbito de la salud, la policía, el acompañamiento del peritaje judicial y asegurar un proceso legal oportuno y efectivo”, explicó.
Esta serie de dificultades y observaciones están plasmadas en el informe Acceso a la Justicia de Mujeres Víctimas de Violencia Sexual en Mesoamérica 2011, realizado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), con especial énfasis en los casos de El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua.
A pesar de las dificultades que supone para la mujer acceder a la justicia en los casos de violencia sexual, el estudio también evidencia algunos avances en la región.
La relatora de los Derechos de le Mujer de la CIDH, Tracy Robinson, dijo a IPS que la adopción de leyes integrales contra la violencia hacia las mujeres y la creación de nuevas instituciones con perspectiva de género dentro de la administración de justicia son algunos progresos.
También citó “la introducción de políticas y protocolos para guiar las acciones de todos los que deben asegurar la justicia y proteger a la víctima, y el desarrollo de abordajes integrales para proteger y garantizar su protección y bienestar”.
A la vez, Robinson admitió que “muchas, muchas mujeres” aún no tienen acceso a la justicia en casos de violencia sexual, de modo que “los niveles de impunidad para violencia sexual se mantienen muy altos”.
“Una de nuestras mayores preocupaciones es la situación de las niñas que están en particular riesgo y de las mujeres pobres que habitan en zonas rurales, porque la búsqueda de justicia para ellas implica un costo económico, sobre todo, si no viven cerca de donde se proveen los servicios legales”, agregó.
Ángela Acevedo, coordinadora de la secretaría técnica de género del Poder Judicial de Nicaragua, relató a IPS que su país ha logrado algunos avances en materia de acceso a la justicia para mujeres víctimas de la violencia sexual.
“En 2004, la proporción de casos que llegaban a sentencias condenatorias era de 10 por ciento, mientras que en 2010 las sentencias alcanzaron un 15 por ciento. Es decir que hay una mejora en el acceso a la justicia para las mujeres víctimas de violencia sexual”, dijo.
Pero, además, Nicaragua ahora tiene la esperanza de mejorar sustancialmente esas cifras, tras la aprobación de la Ley Integral Contra la Violencia hacia la Mujer, el 26 de enero.
Esta norma, que entra en vigencia este mes, tipifica los delitos de feminicidio (asesinato por razón de género), penaliza la violencia física, psicológica, patrimonial, económica, laboral, el delito de sustracción de hijos e hijas y la violencia en el ejercicio de la función pública contra las mujeres.
Sin embargo, los desafíos aún son grandes.
“La tolerancia social existente genera la falta de apoyo a la investigación en el caso específico del aporte de pruebas, la revictimización de las víctimas en el sistema de justicia y la falta de sensibilidad social para con ellas”, elementos que obstaculizan el esclarecimiento de los casos, según Acevedo.
Silvia Rosales, magistrada de la Corte Centroamericana de Justicia, dijo a IPS que Mesoamérica ha mejorado también en la articulación de esfuerzos entre la policía, el Ministerio Público (fiscalía) y los jueces para perseguir los delitos sexuales.
Sin embargo, “hacen falta recursos económicos y la formación de jueces y fiscales en la materia”, reconoció.
http://periodismohumano.com/mujer/la-impunidad-sigue-protegiendo-el-feminicidio-en-guatemala.html